---- Capítulo 6 No respondí, pero mi expresión fría lo dijo todo. Nuestro pasado era como una simple película proyectada, y yo solo un espectador. Frente a Lucía, ya no sentía nada más que una fuerte impaciencia. Lucía, intentando aferrarse a algo que ya no existía, me miró algo incrédula: -éPor qué? fEs por haber prestado el apartamento a Tomás para su actuación? Pero él también es tu pariente lejano. Solo quería ayudar. -Sé que Tomás es tu ex de la universidad, Lucía. No seas hipócrita, sabes bien lo que pensabas entonces. Lucía, sin escuchar lo que decía, exclamó de repente: -iPagaré! éVale? Quiero el objeto del juego que hace que Nestor deje de estar enfadado. Pagaré un alto por ese objeto. Su voz sonaba suplicante, con lágrimas en los ojos. La app mostró una transferencia pendiente de 1000 dólares de Lucía. Mi corazón, ya helado, permaneció frio e implacable. Lo Negué: ---- - REl amor verdadero nunca fue un juego. Hemos terminado, ya nadie jugará contigo. Mi teléfono sonó varias veces: mis padres me esperaban para cenar. Me fui sin más, con pasos firmes y decididos, dejando a Lucía sola Ilorando en la calle. La vida en casa era tan cómoda que mi madre volvió a preocuparse por mi matrimonio, insistiendo de manera constante. Mi estatus en casa había bajado desde mi regreso. Antes de ir al trabajo, me advirtió: - FEsta noche vienen invitados a cenar, por favor, no MNlegues tarde. Por su expresión alegre y conmovedora, supe que vendría una chica. Suspiré resignado. Al salir del trabajo, el cielo estaba nublado, presagiando una tormenta. Aproveché la excusa perfecta para enviar un breve mensaje a mi madre diciendo que lIlegaría algo tarde, y decidí pasar el tiempo en una cafetería cercana. Entré y la campana de la puerta al instante sonó. Había pocos clientes y el camarero me atendió con amabilidad. ---- Pedí un café caliente y me senté a leer una revista. Poco después, empezó a lIlover suavemente. La campana sonó de nuevo: alguien entraba apresurado a refugiarse de la lluvia. No levanté la vista de la revista. Momentos después, alguien se acercó con un café: -PDisculpa, festá ocupado este asiento: melodiosa voz femenina. -preguntó una Iba a rechazar, pues había muchos asientos libres, pero al levantar la mirada, me sorprendí gratamente: -Mercedes, cuánto tiempo. - Nestor, cuánto tiempo -respondió efusiva ella. Tomando café, hablamos de nuestras vidas. Éramos grandes amigos de la infancia, vecinos, hasta que ella se mudó en el último afio de secundaria y perdimos por completo el contacto. Ahora era una mujer elegante y amable, con una linda y suave sonrisa en sus labios. Su sonrisa me mostraba sus dientes perfectos y sus ojos se curvaban como lunas, haciéndola parecer encantadora y vivaz. Su vida había sido fascinante: acababa de volver de un doctorado en el extranjero. ---- El tiempo voló sin darnos cuenta, y no notamos cuándo dejó de Ilover. Vi de repente mi celular: mi madre había llamado varias veces. Sentí cierta resistencia a irme, pero sabía que era hora de volver a casa. -Hasta la próxima - me despedí. Mercedes, sin parecer tan reacia a irse, sonrió: - SÍ, nos veremos pronto. Para mi sorpresa, al 1legar apresurado a casa, la encontré justo en la puerta. Mercedes arqueó una ceja: -Qué tal, illegaste rápido? - Así que tú eras la invitada que mencionó mi madre - le sonreí gracioso. Mercedes me devolvió la sonrisa generosamente. Estaba a punto de invitarla a entrar cuando una voz inoportuna interrumpió al instante: - Nestor, iquién es ella?