---- Capítulo 6 Al día siguiente, Lana y Marcos fueron expulsados de la manada. Un aguacero torrencial empapaba la tierra mientras los guardias los obligaban a dirigirse hacia la frontera. -iTodo esto es culpa tuya! -Marcos empujó a Lana con fuerza, su voz estaba cargada de furia- . jSi no te hubieras vuelto tan arrogante, no nos habrían descubierto! Lana tropezó y cayó en el lodo, mirándolo con incredulidad. Ese era el mismo hombre que alguna vez le había susurrado dulces palabras al oído y prometido el mundo entero. - -Pero... pero dijiste que me cuidarías.. Marcos soltó una risa fría. - (Cuidarte? éQué tienes tú para ofrecer, aparte de tu cuerpo? Ni siquiera tienes una loba, éy de verdad creíste que podrías ser Luna? No me hagas reír. Con esas palabras, se dio la vuelta y se marchó sin mirar atrás. Fue entonces cuando Lana finalmente comprendió que él nunca se había preocupado por ella, no había sido más ---- que un peón que él utilizó para acceder a los recursos de la manada. Ahora, sin la protección de Aiden y sin una loba propia, Lana quedó abandonada a su suerte. Vagó de un lugar a otro, aferrándose a lobos solitarios solo para sobrevivir. Intercambiaba su cuerpo por restos de comida y un refugio para pasar la noche, solo para ser desechada como basura cuando conseguíanlo que querían. La que una vez fue la Omega más deslumbrante de toda la manada, aquella a quien incluso la Luna tenía que complacer, ahora no era más que una sombra sucia y andrajosa de quien solía ser. Deambulaba por el bosque, sobreviviendo con las sobras que conseguía arrebatar a otros. Por las noches, se acurrucaba en troncos huecos, temblando mientras aullidos siniestros resonaban en la distancia. A veces, pensaba en su pasado: en que solía usar los vestidos más bonitos, disfrutando de la admiración de todos y teniendo a Aiden comiendo de su mano. También pensaba en que lo había echado todo a perder, destrozando el corazón del único hombre que verdaderamente la había valorado. Ahora, el karma finalmente le había alcanzado. Una noche tormentosa, una manada de lobos solitarios ---- la rodeó. Cuando su mirada se encontró con sus ojos codiciosos, supo que tendría que vender su cuerpo por comida nuevamente. Pero esta vez, no le mostraron ninguna misericordia. Tomaronlo que quisieron y la dejaron en el lodo, robándole el último trozo de comida que tenía. Un mes después, justo al caer el atardecer, Lana se tambaleó hasta el borde de la frontera de la manada y bloqueó el camino de una patrulla que regresaba. Se dejó caer de rodillas frente a Aiden, con el rostro surcado por lalluviaylas lágrimas. - ZAiden... por favor -sollozó- . Sé que me equivoqué y lo siento, solo déjame volver a casa... Aidenla miró con ojos fríos como el acero. -No mereces llamarme así. -iSé que me equivoqué! - gritó, aferrándose a la pierna de su pantalón-. No debí envenenar a Cloe, ni arruinar lo que tenían... Por favor, haré cualquier cosa. j Solo déjame regresar! Aiden ni se inmutó, levantó una mano e hizo un gesto a los guardias. - Sáquenla de aquí. Si vuelven a verla, disparen a matar. Los guardias la sujetaron, arrastrándola mientras ella ---- gritaba y se retorcía, pero Aiden no pestafieó. No había piedad en sus ojos, ni quedaba suavidad en su corazón para la mujer que le había costado el amor de su vida. Arrojaron a Lana fuera de los límites de la manada donde se desplomó en el lodo, observando la silueta de Aiden que desaparecía en la distancia. Entonces, una risa enloquecida y quebrada brotó de su garganta. Por fin lo entendía; había perdido al único hombre que la trató como algo valioso, y todo por su propia culpa. La lluvia caía a raudales, lavando el lodo de su rostro, mezclándose con sus lágrimas mientras desaparecían enla tierra fría e implacable. Discover our latest featured short drama reel. Watch now and enjoy the story!