Capítulo 8: En cuanto Zeus entra y la ve así, corre hacia ella para abrazarla. La chica no duda en aferrarse a su pecho y llorar con sollozos fuertes. “Tranquila, esos hombres nunca más volverán aquí y el que te atacó acabo de entregarlo a la policía. Debemos ir a que pongas la denuncia”, dice. “No quiero… yo, tengo vergüenza”, le dice ella con sus ojos rojos, Zeus le sonríe, pero Jack sólo chasquea la lengua. “Si yo no llego para salvarte de ese tipo, quizás qué te estaría haciendo ahora mismo y ni siquiera solo”, ella mira asustada a Jack, mientras que Zeus lo fulmina con la mirada. “¡¿Acaso le estoy mintiendo?!”, exclama. “Gracias, como siempre tú tan delicado”, le dice su amigo entre dientes, luego mira a Luna otra vez. “Chiquita, tienes que hacer la denuncia. Mira, si quieres puedo enviarte a casa, te das una ducha, te cambias de ropa y cuando estés lista paso por ti para acompañarte”, dice Zeus. “Pero tengo que trabajar”, dice Luna. “No más trabajo para ti por hoy, y mañana es tu día libre, así que no te veré por aquí hasta el lunes. Vamos, haz lo que te pido”, ordena Zeus. “Zeus…”. “¡¿Quieres hacer caso de una maldita vez?!”, le grita Jack y Luna sale de su aturdimiento. “¡A mí no me grites, animal!”, exclama ella. Tanto Zeus como Jack se quedan boquiabiertos por su respuesta, ella respira profundo un par de veces y suspira con cansancio. “Haré lo que me pides, te llamaré cuando esté lista”, dice Luna al final. “Excelente, esa es mi chica valiente… sólo piensa en cuántas mujeres puedes salvar”, le dice. Ella hace una ‘O’ con su boca y para los dos hombres ese gesto provoca algo, pero con matices muy diferentes. “Yo la llevo a su casa, no creo que sea bueno que alguien más lo haga”, dice Jack con el mismo tono autoritario de siempre, pero ella niega. “Zeus me tiene transporte especial, no es nece…”, dice Luna. “Yo te llevo y no admito discusión”, le corta Jack. “Pero…”. “¡Haz lo que te dicen sin rezongar una vez en tu vida, maldición!”, ordena Jack. Jack la toma por el brazo sin delicadeza y salen de allí, seguidos por Zeus quien intenta que la suelte, pero no lo consigue a menos que lastime a Luna en el proceso. “No seas así…”, dice. “Yo la llevaré a su casa y luego a la estación de policía, tú encárgate de tener esos videos de prueba y se los mandas a mi abogado”, espeta Jack. “Yo tengo los míos…”, le comenta. “SÍ, pero no tienes el carácter para exigir que hoy ese tipo no vea más la calle”, exclama Jack. Zeus se queda parado con impotencia, viendo cómo su amigo se lleva a Luna sin delicadeza y la sube a su auto, pensando en que tal vez debió ser otro quien salvara a la chica y no Jack. En el auto, Luna no deja de mirar a Jack mientras conduce, hasta que el hombre gruñe y se detiene en medio del camino. “¿Tengo algo en la cara que no dejas de mirarme?”, le dice con ese humor de perros que siempre carga. Luna se quita el cinturón y cuando Jack piensa que se bajará, ella se acerca a él y le da un beso en la mejilla. Él se queda con los ojos abiertos, espantado, como si le hubiese dado otra bofetada, ella baja la mirada y vuelve a colocarse el cinturón. “Gracias…”, dice al borde de las lágrimas, mientras sus manos se retuercen en su regazo. Lamento haberte hablado de esa manera en la oficina, pero sigo nerviosa por lo que pasó. Ustedes tienen razón, debo poner la denuncia, pero no es sencillo para alguien como yo, que no tiene nada y se puede malinterpretar. Ha pasado muchas veces. “Yo no dejaré que eso pase”, ella lo mira buscando algún rastro de amor o algo que lo motive a hacer eso por ella, pero sólo está esa fría mirada de siempre. “Gracias. En verdad estoy agradecida porque me salvaste de ese tipo”, dice Luna. Ella se acomoda en el asiento, mira por la ventana y Jack vuelve a tomar el camino a la casa de Luna, quien en ese momento no se da cuenta de que el hombre hace el recorrido sin haberle preguntado por su dirección. El hombre se pierde en sus pensamientos acerca de ese beso que la chica acaba de darle. Nunca una mujer tuvo esa muestra de cariño, excepto su madre. Cuando llegan a casa de Luna, Jack se baja con ella porque ve que hay gente afuera del lugar y tiene una idea de quiénes deben ser. “¿Sabes quiénes son?”, ella niega y cuando llega al pórtico, los hombres adoptan una postura intimidante. “¿Luna Valery Walsh?”, ella asiente y el hombre le entrega un documento. “Somos del banco, hemos venido a informarle que la deuda de su vivienda ha sido comprada y el nuevo dueño quiere la propiedad desocupada de aquí al martes”, le informa. “¡¿Qué?!”, Luna revisa el documento y puede ver que es tal como el hombre se lo dice. Ella comienza a negar desesperada. Su casa, la casa que su madre le dejó, la ha perdido y no le dieron la oportunidad ni siquiera de hacer algo para salvarla. Se deja caer en el piso de rodillas, ve la hoja frente a ella, la que comienza a humedecerse con sus lágrimas. “¿Quién… quién la compró?”, pregunta con un sollozo cargado de dolor. “Déjeme ver”, pero no llega a buscar nada, porque Jack interrumpe la situación. “Creo que eso ahora no tiene importancia”, dice con la misma frialdad de siempre y pone de pie a Luna como si fuera una pluma. “Será mejor que entres a cambiarte para que hagamos esa denuncia, ya luego veremos este asunto”, agrega. “No hay nada que ver. Me quitaron mi casa, me quitaron lo único que mi madre pudo dejarme…”, camina como si fuera un robot, mientras Jack les dice con un gesto a los hombres que se vayan de allí. Al entrar Jack arruga la nariz por el olor que le llega, pero no porque sea desagradable, sino porque le recuerda algo… aunque no sabe qué es. Luna camina a las escaleras y las sube sin apartar la vista de aquel papel que la ha despojado de su única posesión. Deja el papel sobre la cama, se quita la ropa y se mete a la ducha, allí deja salir gritos de dolor. Jack hace el intento de subir la escalera, pero se detiene en el tercer peldaño, después de todo él es quien ha provocado eso, y eso de andar consolando mujeres no es lo suyo. Le resulta desagradable. Baja nuevamente, camina por la casa viendo las cosas que allí hay y se encuentra las fotografías de Luna con su madre. Hay premios, reconocimientos y recuerdos de viajes a ciudades cercanas. Va a la cocina y al abrir la despensa se da cuenta de los suplementos alimenticios, además de algunos productos de su propia empresa. Regresa a la sala, haciéndose la idea de lo que está pasando en la vida de la chica. Ahora es vulnerable y seguramente podrá convencerla de que se vaya con él, ese es el primer paso para lograr que acepte ser la madre de su hijo. Un rato después Luna baja con ropa limpia, un pantalón de tela gris, una chaqueta negra de cuello alto y un gorro de lana azul marino. “Vamos”, dice con esa voz dulce y frágil de siempre. “¿Has pensado qué harás?”, ella lo ve a los ojos y niega mientras las lágrimas se acumulan. Jack se desespera, porque odia esas emociones en las personas con las que habla, por eso su voz sale más brusca de lo normal. “Pues tendrás que hacerlo, porque de otra manera te quedarás en la calle”, le comenta Jack. Title: A Match Made in Heaven In "A Match Made in Heaven" by CrushReels, a spontaneous decision leads to an unexpected twist of fate. What begins as a flash marriage to a street vendor unravels into the revelation that he is, in fact, a billionaire CEO. The story follows a wealthy heiress who finds herself lost and betrayed by those closest to her, navigating through deceit and the dark intentions of others. As she grapples with the aftermath of betrayal by her boyfriend and the unsettling proposition from her foster parents to be sold off to an older man, our protagonist faces challenges that test her resilience and character. Amidst the chaos of her circumstances, she discovers an unlikely connection with the street vendor turned CEO, leading to a journey of self-discovery and unexpected romance. Set against the backdrop of modern romance, this ongoing tale delves into themes of trust, redemption, and the complexities of human relationships. "A Match Made in Heaven" stands out for its unique blend of serendipity and intrigue, offering readers a captivating narrative that defies conventional expectations. Experience the unfolding saga online at CrushReel and delve into a world where chance encounters pave the way for extraordinary love stories.