Capítulo 33: No dice nada, ¿Para qué romper ese momento que seguro no se repetirá? Sólo se deja llevar por el aroma intoxicante de Jack, se duerme saboreando lo que es estar en la misma cama que ese hombre tan extraño, al que conoció siendo un salvaje y que cada vez le muestra más cómo es en realidad… un hombre tierno, considerado y que la ama, aunque no quiera reconocerlo. Regresar a la ciudad luego de esa noche no fue sencillo para ninguno de los cuatro. Aunque en principio Beverly tuvo la brillante idea de dejar a su amiga sin un cuarto dónde dormir, lo cierto fue que no pudo pegar ojo, porque la respiración calmada de Zeus les llegaba a los oídos como una música invitadora a cientos de cosas y ninguna buena. Lo gracioso es que Zeus tampoco pudo dormir, no con ella a su lado… ni siquiera saber que Luna estaba a un par de puertas lo exaltó tanto como aquella mujer de ojos marrones, con lengua afilada, divertida, inteligente y muy exigente absolutamente con todo. Esa noche, aunque sintieron los toques de Luna, se hicieron los sordos. Para cuando se hizo el silencio los dos se rieron de su travesura y siguieron hablando de las cosas de la vida. Para Luna las cosas no fueron más sencillas, porque se despertó abrazada a Jack, con su mano sobre su abdomen desnudo y cálido. Salió con cuidado de la cama, tratando de aguantar las ganas de besarlo hasta quedarse sin aire. Mientras que Jack se hizo el dormido sólo para extender más ese momento, uno que nunca pensó iba a disfrutar tanto y peor, quería repetirlo muchas veces más. Luego de eso, los días pasaron extraños, en silencio sobre el paseo, pero con muchas cosas que decir en cuanto a otros asuntos, como ahora, que Luna no quiere llevar seguridad a una muestra en la universidad. “Luna, deja de ser tan obtusa”, le dice Jack pasándose las manos por la cabeza y con los dientes apretados. “Jack, a menos que ellos metan las manos en todo lo que debemos hacer, no tiene sentido que ellos se queden allí. Hay varios compañeros que son importantes y te aseguro que ninguno tiene pegada su seguridad a la espalda”, contesta Luna. “Me importan un pepino, ellos no son la persona más importante para mí y yo cuido lo que es mío”, espeta Jack. “Jack…”, dice Luna. “¡Ya basta! Entiende que no quiero que nadie te haga daño”, le dice con un exabrupto, haciendo que Luna dé un salto por la sorpresa. “¿Y quién podría hacerlo? Hasta ahora nadie me ha hecho daño, sólo una persona y esa bacteria se desapareció con parte de mi dinero. Ahora me voy, porque no quiero llegar tarde, tenemos mucho que hacer…”, cuestiona Luna. “Bien…”, pero antes de que Luna se ponga de pie Jack saca su teléfono y le marca a alguien. “Luna hoy necesita ayuda con una actividad de la universidad, quiero que los dos hombres que van con ella ayuden en todo lo que ella les mande y cualquier otra cosa que su grupo pueda requerir”, Luna se queda con la boca abierta, mientras que él sólo sonríe con suficiencia y la atrae a su cuerpo. “¡No lo puedo creer!”, espeta. “Me extraña que te sorprendas, por demostrarte que tengo razón, soy capaz de cualquier cosa y si no fuera porque tengo una reunión importante iría yo mismo”, le deja un beso que le quita el aire y con eso ya no puede discutir más. Y así, otro debate se ha resuelto al estilo Jack Gosling. Baja para irse a la universidad y al llegar, aunque no quiere, le toca agradecer que Jack mandar a sus guardias, porque sólo están ella, dos compañeros más y el profesor de la carrera, así que las manos extras son bienvenidas. “No sabía que tiene protección, Señorita Walsh”, le dice su profesor mientras terminan de ordenar unos folletos. “Y yo no me lo creo, pero prefiero olvidarme de que existen, ya verá que se acostumbrará y su mente los hará invisibles”, responde ella. El día comienza a funcionar sin mayores contratiempos, con gente que va y viene, especialmente alumnos a punto de ingresar a la educación superior. Para el mediodía se dividen para ir a comer, Luna se queda en el segundo grupo y cuando le toca hacerlo, lo primero que hace es ir al baño. Revisa su teléfono, porque ni para eso ha tenido tiempo, ve que tiene una llamada de Jack de hace veinte minutos, rueda los ojos y lo llama de regreso mientras sale. “Preciosa ¿Cómo ha estado tu día?”, responde al segundo repique con esa voz ronca y sensual. “Agitado. Ahora tengo cuarenta minutos para almorzar y luego regresar”, responde. “¿A cuántos has convencido de entrar a la universidad?”, pregunta él. “Espero que a muchos”, se ríe ella. “Por cierto, gracias por imponerme a tu seguridad, fueron de gran ayuda por la mañana”, añade ella. “¿No están contigo ahora?”, pregunta Jack. “No, deben estar en el baño, no se han movido para nada, mi profesor hasta los puso a pasar folletos”, los dos se ríen y Luna deja salir un suspiro, porque hay algo que quiere decirle y no se atreve. “Dímelo, sé que tienes algo por allí, reconozco esos suspiros”, pide Jack. “Te quiero”, sale de su boca con sinceridad y Jack cierra los ojos, porque por más que se niegue a aceptarlo, oír esas palabras lo hacen sentir bien. “Luna…”. “No espero que me digas ‘yo también te quiero’, sólo quiero que lo sepas y ya”, comenta Luna. “Me gustaría corresponderte, pero sabes que no puedo querer a nadie”, dice Jack. “No importa… puede que no me lo digas, pero, aunque no quieras, me lo demuestras y eso es lo que realmente vale. Me voy, tengo que comer y sólo me queda menos de media hora. Adiós”, dice Luna. Luna corta la llamada, sonríe porque sabe que lo ha dejado mirando a alguna parte con esa expresión de niño perdido, y eso es lo que realmente es. Su niño perdido. “Te amo, pero si te lo digo eres capaz de mandarme lejos, miedoso…”, susurra divertida mientras guarda su teléfono, pero alguien la aborda y la acorrala contra la pared. “Hola, amorcito”, Luna se queda de una pieza al ver a John frente a ella, va con la capucha de la sudadera en la cabeza, como escondiéndose de alguien. “Te oí enamorada de otro, que pronto me olvidaste”, añade John. “A hombres como tú ni siquiera se le deja en la parte de los inservibles, porque hasta eso es mucha categoría para ti”, contesta Luna. “No me hieras, amorcito, sé que fui importante… de otra manera no me habrías rogado que no te dejara”, espeta John. “Te rogué porque estaba ciega y porque en ese momento no quería estar sola, aunque en realidad fue lo mejor que me pasó, tener cerca un asqueroso como tú no me habría ayudado en nada”, dice ella. “¡Vaya! Tu lengua está más suelta, te has vuelto una pequeña arpía… me pregunto cómo serán tus besos ahora”, John intenta besarla mientras Luna trata de quitárselo de encima, sin éxito y cuando cree que John ganará, el grito de uno de los guardias lo espanta. Luna se deja caer en el suelo, está aterrada, porque jamás se imaginó que John se portaría así. Una cosa era que la despreciara y otra muy distinta que se propasara. “¡Señorita, ¿Se encuentra bien?! ¡¿Le hizo algo?!”, pregunta el guardia. “No… no, llegó a tiempo”, le dice ella tratando de respirar y siente que un ataque de pánico está llegando. “Necesito… agua, por favor”, pide Luna. Uno de los hombres sale corriendo para conseguirle agua, mientras que el otro la toma entre sus brazos y la lleva con el profesor para que le permita irse a casa. El teléfono de Luna comienza a sonar, pero no responde, hasta que el móvil del guardia empieza a vibrar y lo responde de inmediato al ver que es Jack. “Señor…”, responde el guardia. “¡¿Qué demonios es lo que pasó?! ¡¿Cómo está mi mujer?!”, espeta Jack. “Ella está bien, sólo tiene un ataque de pánico…”, responde. “¡Entonces llévenla al hospital ahora mismo!”, ordena. Title: A Match Made in Heaven In "A Match Made in Heaven" by CrushReels, a spontaneous decision leads to an unexpected twist of fate. What begins as a flash marriage to a street vendor unravels into the revelation that he is, in fact, a billionaire CEO. The story follows a wealthy heiress who finds herself lost and betrayed by those closest to her, navigating through deceit and the dark intentions of others. As she grapples with the aftermath of betrayal by her boyfriend and the unsettling proposition from her foster parents to be sold off to an older man, our protagonist faces challenges that test her resilience and character. Amidst the chaos of her circumstances, she discovers an unlikely connection with the street vendor turned CEO, leading to a journey of self-discovery and unexpected romance. Set against the backdrop of modern romance, this ongoing tale delves into themes of trust, redemption, and the complexities of human relationships. "A Match Made in Heaven" stands out for its unique blend of serendipity and intrigue, offering readers a captivating narrative that defies conventional expectations. Experience the unfolding saga online at CrushReel and delve into a world where chance encounters pave the way for extraordinary love stories.