Capítulo 29: “¿Usted está enamorado de mi amiga?”, pregunta Beverly. “No, yo no tengo sentimientos”, sisea Jack y Beverly asiente. “Si, se nota”, se pone de pie y señala el regalo. “¿Puedo subir?”, pregunta. “No”, ella pone mala cara y Jack le regresa esa expresión traviesa mezclada con oscuridad. “No ahora. Esta noche, le haré una cena para celebrarla”, agrega. “Le gusta el pastel de chocolate, relleno con mermelada de fresa y cubierto con crema de chocolate. No le gustan las cenas formales, si compra papitas, galletas y aceitunas, será la chica más feliz”, le dice. “¿Globos?”, pregunta Jack. “¡Sí! Todo tipo de decoración y gorros, los ama”, le responde. “Bien… tendré todo eso, deme su dirección y alguien irá por usted. ¿Alguien más a quien invitar?”, pregunta. “Zeus, su jefe, lo quiere mucho. Mientras más personas que la quieren y consideran, mejor para ella”, responde. Jack sólo asiente, pero no puede oponerse a darle a Luna algo especial. Acompaña a Beverly a la salida, quedan de acuerdo en la hora y llama a Zeus para contarle. Cancela citas y reuniones, despeja su tarde y se dedica a preparar todo para celebrar a Luna. Busca una persona que decore de último minuto y en tres horas ya tiene todo listo, incluso el pastel. Luna, quien ha permanecido encerrada en su cuarto todo el día, no tiene idea de lo que le espera allí mismo, con las personas a quienes les importa. Zeus la llama para preguntarle cómo está y ella le dice que un poco mejor, pero nada más. Para las seis de la tarde, cuando la tarde comienza a convertirse en noche, llaman a su puerta y frunce el ceño, porque Jack no suele tocar. “¿Pase?”, la puerta se abre y se asoma Beverly. “¡¿Me estás preguntando o qué?!”, Luna salta de la cama y se abraza a su amiga, quien la aprieta mucho. “Viniste…”, exclama Luna, “Claro que sí, no pude aguantarme hasta el domingo”, espeta Beverly. “Gracias…”, se limpia las lágrimas que se le escapan, pero sonríe cuando Beverly le extiende un regalo. “No debías…”, dice Luna. “Lo sé, pero este regalo te encantará, ya verás”, dice Beverly. Luna saca el peluche y se aferra a él con cariño. Las dos se sientan juntas en la cama, hasta que Beverly la convence de salir a dar una vuelta. “No creo que Jack quiera dejarme salir, es muy estricto con eso de mi seguridad”, dice Luna. “Pero no eres su prisionera, así que arréglate, que de la misma manera que llegué, saldremos por allí un par de horas”, comenta Beverly. Luna se ríe y se mete a la ducha, se cambia de ropa y deja su peluche en la cama, pero ni en sus mejores sueños se imaginó lo que allí, en la misma sala del departamento donde vive, se va a encontrar. Va por el pasillo hablando distraída con Beverly, quien le dice todo lo que harán, pero cuando llega a aquel enorme espacio sólo puede llevar sus manos a la boca, y es todo, porque las lágrimas que le salen no las puede controlar. “Feliz cumpleaños, Luna”, le dice su amiga con abrazo y Luna se aferra a ella. “Le dijiste…”, es todo lo que puede susurrarle. “¡Y qué bueno que lo hizo!”, dice Jack acercándose a ella con las manos en los bolsillos y esa mirada intensa “Vino exigiendo verte para darte tu regalo y sólo allí me enteré de que mi mujer está de cumpleaños”, dice también. “Jack…”, dice con un puchero. “Feliz cumpleaños, Luna”, le dice tomándole la mano y besándola. “Espero que sea de tu agrado”, agrega. Ella asiente, porque no puede hablar. Todo el departamento está decorado con globos de color blanco, rosa y dorado, en la mesa un hermoso pastel de chocolate como a ella le gusta y lo mejor de todo, dos personas que para ella son importantes están allí. De pronto, las puertas que separan el ascensor del espacio se abren y ve entrar a Zeus con un regalo, ella corre hacia él y le da un abrazo mientras su amigo le desea un feliz cumpleaños. Por supuesto que Jack gruñe cuando ella le da la mano y tira de él. “¡Contrólate, Jack!”, es todo lo que ella le dice. Se para frente a Beverly. “Zeus, te presento a mi mejor amiga, Beverly Williams. Beverly, te presento a mi amigo y jefe, Zeus Messina”, le dice alegre. Zeus en cuanto posa sus ojos en Beverly se pone serio, da dos pasos hacia ella y le extiende la mano. “Un gusto conocerla, Señorita Williams”, ella se queda en silencio por completo aturdida, hasta que Luna le da un codazo. “Beverly, dígame Beverly… el gusto es mío…”, dice Beverly. “Sólo Zeus”, y la mirada intensa de Zeus la desarma, porque, aunque sea un dios del Olimpo allí, frente a ella, ese hombre no puede ser más sencillo y transparente en su mirada azul. Luna se acerca a Jack, se entierra entre sus brazos y él la aprieta contra su pecho, inundando su sistema con aquel aroma delicioso de su chica. “Gracias…”, ella lo mira a los ojos y Jack le regala media sonrisa. “Es perfecto”, dice Luna. “Debiste decirme”, pero más que regaño, a Luna le suena a que él está a gusto haciendo todo eso. Los cuatro caminan a la sala y allí comienzan a hablar un poco, hasta que Jack llega con el pastel. Zeus mira a su amigo y entiende que eso que él quería con Luna, no es posible, jamás le haría eso a su amigo que siempre ha sido tan solitario y a quien le rompieron el corazón. Aunque está feliz de que sea Luna quien lo esté curando. “Pide tu deseo”, le dice Beverly aplaudiendo y la chica asiente. Con un coro desafinado y muy masculino, le cantan el cumpleaños feliz. Luna mantiene la mirada fija en las velas que tienen su nueva edad y cuando terminan, cierra los ojos pidiendo lo único que su corazón más desea en ese momento con desesperación. ‘Quiero que Jack se enamore de mí’, pide con todo su ser y al abrir los ojos sopla las velas. Zeus y Beverly aplauden, Jack deja el pastel en la mesa para partirlo luego, mientras que Zeus le da su regalo. “Espero que te guste”, Luna abre la cajita con una sonrisa y lo que se encuentra allí le saca una sonrisa. Es una esfera con nieve, con un hermoso paisaje que reconoce. “Sí, tienes París en tus manos, chiquita”, comenta. “Gracias, está hermoso”, le dice ella feliz, pasando por alto que Jack quiere matar a Zeus por el apelativo. “Ahora el mío”, le dice Jack entregándole una cajita con algunos orificios. Luna frunce el ceño, pero mientras quita la cinta escucha un sonido que la hace abrir los ojos, mientras que Jack sólo sonríe con suficiencia. “Jack…”; abre la caja y allí hay un hermoso gatito siamés que la mira implorando que lo saque de allí. Ella lo toma con lágrimas en los ojos y lo lleva a su pecho. “No lo puedo creer…”, dice. “Es hembra, puede ponerle el nombre que quieras”, añade. “¡Mentira!”, se ríe ella. “Ya viene con su medalla, se llama Estela”, ve a su amiga y ella sólo guiña un ojo. Title: A Match Made in Heaven In "A Match Made in Heaven" by CrushReels, a spontaneous decision leads to an unexpected twist of fate. What begins as a flash marriage to a street vendor unravels into the revelation that he is, in fact, a billionaire CEO. The story follows a wealthy heiress who finds herself lost and betrayed by those closest to her, navigating through deceit and the dark intentions of others. As she grapples with the aftermath of betrayal by her boyfriend and the unsettling proposition from her foster parents to be sold off to an older man, our protagonist faces challenges that test her resilience and character. Amidst the chaos of her circumstances, she discovers an unlikely connection with the street vendor turned CEO, leading to a journey of self-discovery and unexpected romance. Set against the backdrop of modern romance, this ongoing tale delves into themes of trust, redemption, and the complexities of human relationships. "A Match Made in Heaven" stands out for its unique blend of serendipity and intrigue, offering readers a captivating narrative that defies conventional expectations. Experience the unfolding saga online at CrushReel and delve into a world where chance encounters pave the way for extraordinary love stories.
