Capítulo 23: “Pero…”. “Levántala o lo haré yo”, ordena él. Luna lo mira y él le regresa la mirada. “No has hecho nada malo como para que te avergüences. Levanta la mirada”, dice. Ella sólo asiente y hace lo que Jack le ha dicho. Al llegar al ascensor, él marca el número sin perder la visión de las personas con las que se cruzaron y en cuanto se cierran las puertas le pregunta con ese tono autoritario de siempre. “Dime quiénes te miraron mal”, dice Jack. “¿Eh?”, pregunta ella. “Dime quiénes se atrevieron a verte con mala cara”, repite Jack. “¿Y qué harás? ¿Despedirlos?”, pregunta ella apartándose de él y puede ver en su mirada siniestra que precisamente eso es lo que hará. “¡No lo haré!”, dice él. “¿Te das cuenta de lo que estás haciendo ahora?”, pregunta Jack. Ella frunce el ceño y Jack para el ascensor. “Me estás desafiando, ¿Por qué no te da miedo ni vergüenza hacerlo conmigo, pero sí con los demás? Debes sacar la voz, Luna”, dice Jack. “No puedes permitir que los demás hagan lo que quieran contigo, si a mí no me lo permites, no le des camino libre a los demás”, agrega él. “No puedo ser así, como tú”, dice ella. “Y no quiero que lo seas, sólo quiero que seas más guerrera de lo que has sido hasta ahora, quiero que te comas al mundo. Yo ya tengo suficiente oscuridad y si te elegí fue porque eres todo lo contrario a mí, irradias luz pura, como la Luna en la más silenciosa, siniestra y oscura noche”, Jack se acerca a ella y Luna se pierde en su mirada cargada de algo nuevo. “Tengo demasiadas personas a mi alrededor, pero nadie tiene lo que tú me puedes dar”, añade Jack. “¿Por eso quieres que sea la madre de tu hijo?”, pregunta Luna. “Sí”, responde. “¿Y si me niego rotundamente por miedo a que me hagas daño?”, vuelve a preguntar Luna. “No insistiré más”, pero Jack sabe que Luna está cada vez más cerca a decir que sí. Y para ayudarla un poco más, acorta la distancia y la besa con delicadeza. Al separarse deja que el ascensor avance nuevamente y se detienen en la oficina de Jack, donde está Ester sentada en el sofá como dueña y Señora, como sí Jack no trapeó el piso con ella hace unos minutos. “No te quedes callada”, le advierte Jack a Luna en un susurro y ella asiente. Se irgue todo lo que su tamaño el permite y camina con toda la dignidad que tiene. “Ester, habla”, espeta Jack. “Jack, es sobre la investigación, tengo algunas objeciones a las peticiones que hiciste, porque son más costosas y…”. “Luna, ¿Podrías explicarle a la Señorita Fansi acerca de los preservantes y conservantes naturales?”, ordena Jack. La chica se queda sorprendida, mientras que Jack sólo sonríe satisfecho, cruzándose de brazos y apoyado en su escritorio, como si estuviese disfrutando una pelea real. Luna se siente como en un torbellino, porque ahora mismo no tiene ganas de lidiar con esa mujer, quien la observa como si le hubiese quitado al marido. Luna da dos pasos, mira brevemente a Jack quien sólo la ve con intensidad, atento a cada gesto y movimiento de la chica. Cuando Luna se acerca a la silla frente al sofá, mira a Jack como pidiendo permiso de sentarse y él asiente levemente. Sí, Luna está aprendiendo a enfrentarse a las personas que creen pueden pisotearla y Jack le está enseñando a hacerlo. “Disculpa, Jack, pero no creo que ella tenga mucha experiencia…”. “Señor Gosling. Y si debemos guiarnos por apariencias, tú deberías estar en un local nocturno bailando por dinero”, le advierte con voz fría. Luna puede ver a la mujer apretar los puños a los costados y mirarla con ganas de despedazarla. “Me estás ofendiendo”, le dice. “Tú lo hiciste primero, al creer que podías manejar mi vida y al despreciar a mi consultora externa”, afirma. Luna oye a la mujer ahogar una risita y Jack camina hacia ellas. “Como jefa del departamento de investigación, deberías tener la mente abierta a nuevos métodos de conservación de los alimentos”, le aconseja. “Pero…”. “¡Me he gastado un dineral en ti, para que vayas a las famosas demostraciones, convenciones y todo tipo de eventos relacionados con nuestro rubro!”, grita Jack. Luna tiene que taparse los oídos porque cree que Jack la dejará sorda. “¡¿Y me estás diciendo que una estudiante sabe más que tú al respecto?!”, espeta. “¡Precisamente por eso es por lo que no puedo desarrollar algo como eso! La teoría es muy sencilla, pero lo que tú propones es práctica en alimentos de verdad y que irán al mercado…”, dice. “Eres sólo una incompetente más y sabes que para ese tipo de personas no hay cabida en mi empresa”, la mujer se pone de pie asustada y Luna quiere escapar de esa pelea. “¡¿Vas a despedirme?!”, pregunta ella. “No me queda de otra…”, dice Jack. “¡Espera! Déjame mostrarles cómo hacerlo, podemos buscar una alternativa, pero no la despidas”, le dice Luna y camina hacia él, posa sus manos en su pecho y Jack la mira directo a los ojos. “Luna…”, dice con los dientes apretados en un claro tono de advertencia. “Dijiste que querías que aprendiera”, le dice ella en un susurro y Jack frunce el ceño. “Y de esa mujer puedo aprender mucho”, añade ella. “Sólo cosas desagradables, ella no es un buen ejemplo”, responde. “No dije para imitarla, sino para aprender a defenderme”, comenta. Jack la mira con admiración, Luna se quiere meter en la boca del lobo para aprender. Asiente y Luna se voltea para enfrentar a la mujer. “Desde mañana trabajaré con su equipo dos horas, les mostraré lo que he aprendido al respecto y tal vez así consigamos alcanzar algún método nuevo, con menos químicos”, Ester abre la boca para protestar, pero Jack habla antes. “Cuida mucho tus palabras, porque si ella te está dando una oportunidad para salvar tu trasero operado, yo no lo haré”; espeta Jack. “Como usted diga, Señorita…”. “Walsh”, responde ella casi con orgullo, aunque le tiemblan las piernas. Ester asiente, mira a Jack unos segundos y se va de allí pensando en que sólo quiere matar a esa mocosa atrevida. Para cuando la mujer deja la oficina, Luna se deja caer en la silla, con las piernas temblando y el rostro escondido entre sus manos. “Lo hiciste perfecto”, le dice Jack. “¡¿Estás loco?! ¿Ibas a despedir a esa mujer porque no quería llevar a cabo mi teoría?”, cuestiona Luna. “Sí”, se encoge de hombros para responder y Luna niega. “¿Acaso quieres que me odien por tu culpa?”, pregunta. “No debería preocuparte si te odian”, le dice. “¡Me preocupa! Porque yo no tengo poder, dinero, el tamaño ni mucho menos el carácter de un empresario de tu talla. Y si esas personas quieren atacarme, pueden hacerme puré de Luna con un chasquido. Title: A Match Made in Heaven In "A Match Made in Heaven" by CrushReels, a spontaneous decision leads to an unexpected twist of fate. What begins as a flash marriage to a street vendor unravels into the revelation that he is, in fact, a billionaire CEO. The story follows a wealthy heiress who finds herself lost and betrayed by those closest to her, navigating through deceit and the dark intentions of others. As she grapples with the aftermath of betrayal by her boyfriend and the unsettling proposition from her foster parents to be sold off to an older man, our protagonist faces challenges that test her resilience and character. Amidst the chaos of her circumstances, she discovers an unlikely connection with the street vendor turned CEO, leading to a journey of self-discovery and unexpected romance. Set against the backdrop of modern romance, this ongoing tale delves into themes of trust, redemption, and the complexities of human relationships. "A Match Made in Heaven" stands out for its unique blend of serendipity and intrigue, offering readers a captivating narrative that defies conventional expectations. Experience the unfolding saga online at CrushReel and delve into a world where chance encounters pave the way for extraordinary love stories.