Capítulo 22: Pero Jack no tiene intenciones de avisarle nada. Si se enteró de lo que le pasó por la mañana es sólo porque lo llamó para decirle que no iría a trabajar. Zeus se sube a su auto, el que es obvio han traído para él, mientras que Jack le abre la puerta a Luna para llevarla a casa. La chica cree que no tendrá que dar explicaciones de lo ocurrido en la heladería con la descarada, pero la voz ronca de Jack la saca de sus pensamientos. “¿Así que ambos somos tus novios?”, dice Jack. Ella se gira para mirarlos con los ojos abiertos, la cara roja y las piernas como gelatina. “¿Por qué me preguntas eso?”, pregunta Luna. “Porque eso fue lo que dijo la chica de la heladería”, comenta él. “Seguro sólo lo dedujo, qué sé yo”, le responde ella. Intenta ella quitarse responsabilidad, pero la mirada de Jack le dice que no podrá. Deja salir un suspiro de frustración y le dice lo mejor que puede “Me… me pidió sus números de teléfono y yo me molesté… no soporto a las descaradas, así que le dije que no se los daría porque son mis novios”, dice ella. “Interesante, en tu mente, después de todo, sí hay algo de perversión”, comenta Jack. Ella se desencaja por completo y por primera vez, Luna oye a Jack soltar una carcajada pura. Su boca forma una O porque se ve se%y, joven, relajado y ese sonido llega directo a una parte de su cuerpo que ha permanecido algo alborotado, su corazón. Pero también le produce un estremecimiento, su piel se eriza y pasa saliva. Jack se fija en su expresión, se ve tan bella, incluso deseable y no puede evitar hacer lo primero que se le ocurre, besarla. Atrapa esa boca que ha formado un pequeño piquito por la sorpresa, Luna trata de retroceder, pero en dos segundos Jack suelta el cinturón de la chica, presiona un botón que los deja separados del chofer y la sienta en su regazo. Si Jack cree que eso es sólo para llamar más la atención de Luna y que se decida a darle su hijo, pues se conoce muy poco. Pero dejemos que siga pensando que es un hombre que sabe lo que quiere. Por alguna razón extraña, Luna se acomoda sobre Jack, algo en ella le dice que sentada a horcajadas estará más cómoda y no se equivoca. Un brazo posesivo de Jack pasa por su espalda para pegarla más a su cuerpo, mientras que la mano libre va a enterrarse en el cabello de Luna para manejar su cabeza y así devorar su boca mucho mejor. De pronto, un g$mido se escapa de la boca de Luna, algo se dispara en el interior de Jack y algo que jamás le ocurrió en la vida, una er%cción espontánea se produce en su pantalón Luna lo siente, sería ¡lógico que no, por eso mismo se separa de Jack y lo mira asustada. “Dime que sí”, le dice Jack con intensidad. “Sé la madre de mi hijo”, agrega Luna. “Jamás abandonaría a mi hijo”, dice Luna. “Entonces quédate con él”, dice. Ella levanta las cejas y lo ve incrédula. “Ponme todas las condiciones que quieras, pero dime que sí. Si quieres vivir con él en mi casa, si quieres terminar tus estudios, lo que sea… pídeme lo que quieras, pero dime que sí”, comenta Jack “Jack, yo no… no sé…”. “Piénsalo, no te cierres a la posibilidad de ser la madre de mi heredero”, le acaricia una mejilla con el dorso de la mano y se acerca a sus labios. “Por favor, Luna, dime que sí”, agrega Jack. Vuelve a besarla, porque esa sensación es de lo más deliciosa. Nunca disfrutó a una mujer y su cercanía, las pocas veces que ha tenido intimidad ha evitado por todos los medios besarlas, pero con Luna es casi como si fuera agua en el desierto, la luz en medio de la más oscura de las noches, esa que para él se ha cernido desde hace años, cuando se quedó sin su madre. “Dame tiempo para pensarlo, aún estoy confundida con muchas cosas que están pasando en mi vida”, pide Luna. “¿Cuánto tiempo?”, pregunta Jack. “No lo sé…”, responde. “Luna, no puedo esperar para siempre, no soy un hombre muy paciente y la verdad es que me estás poniendo a prueba”, Jack intenta no sonar como el hombre de siempre y Luna sabe que lo está probando más de lo que él puede resistir, porque está acostumbrado a que las cosas se hagan a su gusto. “Sólo dame tiempo, prometo no demorar mucho”, agrega Jack. Esta vez es ella quien busca su boca y se pierden nuevamente en esas sensaciones nuevas para ambos. El auto se detiene al llegar al edificio, ellos se separan con dificultad, se quedan viendo fijamente y Luna puede ver de nuevo ese atisbo de sonrisa en Jack, le encanta verlo así… después de todo siempre hay esperanzas para el chico malo, ¿O no? La burbuja se mantiene hasta que la puerta se abre de pronto y los ojos azules de una mujer los mira con sorpresa por fuera, pero una rabia y celos inmensos por dentro. La mirada de Jack pasa de ser la de un hombre seductor y delicado, a la de uno que quiere comerse viva a la persona que los ha interrumpido. “¡Jack! ¡¿Qué significa es…?!”, pregunta Luna. Pero él toma la puerta y la vuelve a cerrar con violencia, dejando a la mujer con la pregunta sin terminar, Luna se encoge, con el rostro carmesí y con ganas de que la tierra la vuelva a tragar. Intenta bajarse del regazo de Jack, pero él no se lo permite y le levanta la barbilla. “Mírame”, ordena Jack. Ella lo hace algo preocupada. “Tú eres a la única persona a la que podría darle alguna vez explicaciones de mi vida, ¿Entiendes? Y a partir de ahora eres la única a la que le tendré consideraciones, así que aprende cómo se trata a la gente que te molesta”, Jack le dice muy bajo “Pero… yo no puedo”, dice. “¡Aprende, porque si decides ser la madre de mi heredero, nadie puede pisotearte ni mirarte como esa mujer te miró por escasos segundos!”, le da un beso fugaz, pero posesivo, esta vez la deja sentarse a su lado y, aunque continúa con su pantalón algo abultado, no le queda más remedio que bajarse. Luna lo ve salir con esa seguridad de siempre, se para frente a la mujer que es alta, aunque Jack le saca de todas maneras unos quince centímetros. Camina hacia ella intimidante, la mujer retrocede y Luna siente que va a presenciar una masacre. Jack está en su estado puro. “Jack, lo siento…”, lamenta ella. “¡Cállate!”, el grito de Jack las hace saltar a las dos, pero sólo la mujer se encoge en sí misma. “Nadie me pide explicaciones de mis actos, la única mujer que podía hacerlo murió hace mucho tiempo. Ahora, dime Ester, ¿Quién demonios te dijo que podías abrir la puerta de mi auto como si yo te hubiese invitado a él?”, pregunta Jack. “Es que tenía que hablar contigo y…”, dice. “¡Y nada! Si es importante, con que me esperes en mi oficina es más que suficiente”, espeta él. “Sí, pero llevo dos horas y tú no has llegado, pensé que te había pasado algo”, le responde ella. “Mira, Ester, entre tú y yo sólo hay una relación de jefe-empleada tal como la tengo con todos en este edificio. Lo que me pase o por qué no esté en mi oficina por dos, tres, mil horas, sólo me incumbe a mí”, dice Jack. “Si porque te follé dos veces hace mucho tiempo te hace pensar que entre tú y yo hay algo más, estás muy equivocada, porque sólo me ayudaste a saciar un momento de necesidad”, agrega Jack. Luna puede ver los ojos llorosos de la mujer, ella misma se siente fatal por la forma en que Jack la ha tratado y, aunque quisiera intervenir, decide callar porque esos son asuntos entre ellos. Como dice el dicho, lo que no pasó en mi año no me hace daño. La mujer lo mira unos segundos evidentemente dolida y luego camina al edificio. Jack se gira hacia la puerta, la abre y ayuda a Luna a salir de allí, caminan al edificio en silencio. Él lo hace erguido como el dueño majestuoso de todo eso rodeándola con su brazo protector por la cintura, mientras que Luna baja la mirada en cuanto entran. “Levanta la cabeza”, le ordena Jack. Title: A Match Made in Heaven In "A Match Made in Heaven" by CrushReels, a spontaneous decision leads to an unexpected twist of fate. What begins as a flash marriage to a street vendor unravels into the revelation that he is, in fact, a billionaire CEO. The story follows a wealthy heiress who finds herself lost and betrayed by those closest to her, navigating through deceit and the dark intentions of others. As she grapples with the aftermath of betrayal by her boyfriend and the unsettling proposition from her foster parents to be sold off to an older man, our protagonist faces challenges that test her resilience and character. Amidst the chaos of her circumstances, she discovers an unlikely connection with the street vendor turned CEO, leading to a journey of self-discovery and unexpected romance. Set against the backdrop of modern romance, this ongoing tale delves into themes of trust, redemption, and the complexities of human relationships. "A Match Made in Heaven" stands out for its unique blend of serendipity and intrigue, offering readers a captivating narrative that defies conventional expectations. Experience the unfolding saga online at CrushReel and delve into a world where chance encounters pave the way for extraordinary love stories.
