Capítulo 20: “¡Señor Gosling, necesito que salga, debo atender a la Señorita!”, rodena el doctor. “¡Ni se te ocurra sacarme de aquí, porque no voy a dejarla sola!”, espeta Jack. Luna trata de salir corriendo, pero Jack la sostiene de la cintura y la detiene. “¡Déjame, tengo que ir a verla, es su cumpleaños! ¡Soy una mala hija! ¡Soy una mala hija!”, grita Luna. El doctor le inyecta algo en el brazo y Luna poco a poco se va relajando en los brazos de Jack “Soy… soy una…”. Sus ojos se cierran, Jack la levanta y la deja en la camilla. El equipo de emergencia llega, el doctor los despacha explicando lo sucedido y se retiran rápidamente, mientras que Jack se queda allí, sosteniendo su mano y limpiando sus lágrimas. “Señor Gosling, necesito que me explique lo que a la Señorita le ha ocurrido”, pide el doctor. Jack le dice todo a grandes rasgos, el doctor asiente y mira a Luna con algo de lástima, es demasiado joven para pasar por eso. “Me temo que ella está desarrollando un cuadro de depresión y la crisis que la atacó ahora fue nada más el estrés que la colapsó. El evento de anoche, sumado a la fecha y todo lo que ha vivido… es una suerte que no se tomara un frasco con pastillas de verdad”, explica el doctor. A Jack se le eriza la piel, porque la posibilidad de no tenerla le altera todo su mundo perfecto. Y se odia. Y la odia a ella. Él era perfectamente feliz con su vida tranquila, haciéndole la vida imposible a los demás, sin tener que preocuparse por nadie más que por él mismo. Pero esta chiquilla le estaba bajando todas las barreras. “¿Alguna receta?”, pregunta Jack. “Por hoy y los próximos días mucho descanso, pero, sobre todo; llévela a que vea la tumba de su madre y búsquele un especialista”, responde el doctor. Jack asiente y sale de allí con ella tal como llegó, en brazos. Y la noticia de que Jack Gosling, aquel hombre implacable llegó con una muchacha en brazos, preocupado por ella, se regó por la empresa como si fuera lluvia de invierno. Hasta que llegó a los oídos de una persona que se cree con todos los derechos sobre Jack y no duda en averiguar de primera fuente qué es lo que pasó, pero más importante aún, quién es esa muchachita que le quiere quitar a su hombre. Jack deposita a Luna en su cama con mucho cuidado, la abriga porque siente su piel fría y se va directo al tablero de la calefacción. Sin salir del cuarto llama a Zeus y este le responde de inmediato. “Ella no irá a trabajar ni hoy ni el resto de la semana”, le comenta Jack. “¡¿Qué le pasó?!”, en ese momento Zeus se pone de pie y deja con la palabra en la boca al arquitecto que le está haciendo el diseño de ampliación. “Colapsó. Pero como sé que vienes para acá, no te diré nada más”, dice Jack. Jack le cuelga, se sienta al lado de Luna y le acaricia el rostro. Cierra los ojos, respira profundo para entender qué demonios es lo que está haciendo, si se supone que debe convencerla para que dé un hijo y luego se vaya de su vida. Pero cada segundo con ella es un día más que la quiere junto a él, es decir… está perdido. Veinte minutos después Zeus cruza la puerta del cuarto de Luna y cuando ve a Jack parado al lado de la cama observándola sabe que es malo. “Cuéntame todo”, pide Zeus- Jack le dice todo lo ocurrido, Zeus se pasa las manos por el cabello con frustración y se siente culpable, porque el beso que le dio por la noche no debió ayudarla en nada a ese sentimiento de estar prisionera en tantas cosas. “¿Hace mucho que la durmieron?”, pregunta. “Más de una hora, según el doctor despertará dentro de una hora más, no fue mucho lo que le dio para no aturdirla, sólo debía calmarla un poco para que descanse de verdad”, responde Jack. “Creo que debemos acompañarla. Sé que no te gusta ir al cementerio, pero no podemos dejarla sola”, le dice Zeus con cautela y Jack lo mira con el ceño fruncido. “Ve tú…”, pero cuando va a salir del cuarto se detiene y lo piensa mejor. Eso seguramente le anotará un par de puntos con ella y ahora tiene que volver a encausar su propósito. La ve dormir un par de segundos más y sale de allí sin decirle a su amigo que ha decidido acompañarlos. Primero debe asimilarlo él y que Jack asimile algo no es sencillo. Para cuando Luna abre los ojos se encuentra la sonrisa afable de Zeus frente a ella, esta vez se sienta con cuidado en la cama y se mira las manos, avergonzada. Recuerda poco a poco su comportamiento, le sorprende que está en su cuarto y no en un psiquiátrico. “¿Te sientes mejor?”, pregunta. Ella asiente sin decir ni una sola palabra y Zeus se sienta en la cama para tomarle las manos. “Jack me contó todo y, si te sientes bien, puedo acompañarte a cementerio, para que le lleves flores…”, agrega. “Gracias, es justo… lo que necesito”, le tiembla el labio inferior, pero se lo muerde para no llorar otra vez. “Me alistaré, ¿Y Jack?”; pregunta. “Por allí, seguro bajó a trabajar”, responde ella. “¿Él no irá?”, pregunta nuevamente Zeus. De pronto recuerda el beso y se sonroja. “Aunque dudo que lo haga después de lo que pasó”, añade. “No, no irá, pero no es por tu crisis, es sólo que a él no le sienta bien ir a ese lugar, le trae malos recuerdos”, dice Luna. Luna asiente y se baja de la cama con cuidado. Zeus sale para darle privacidad y unos minutos después ella sale del cuarto lista para ir a ver a su madre. Zeus camina a su lado hasta el ascensor, pero la voz seria de Jack los detiene. “Esperen…”, entra con ellos al ascensor, se arregla el traje y se para como siempre, con toda esa actitud de ser el dueño de todo. “Pensé que estabas trabajando, ¿No deberías marcar tu piso?”, le dice Zeus, pero él niega. “Voy con ustedes”, Luna, que se mantenía con la cabeza gacha, lo mira sorprendida y la expresión de Zeus no es diferente. Jack ni se inmuta, no tiene por qué explicar sus acciones, sólo quiere que lo vean haciendo algo que no le gusta por aquella mujer que lo tiene en la cuerda floja. Las puertas se abren en el subterránea y ya el auto está esperando por ellos. “Podríamos ir en el mío”, dice Jack, pero se niega rotundamente, porque eso significa que Luna se iría adelante y él atrás… y Jack no piensa ceder su lugar al lado de Luna. “Nos vamos en este y punto”, Luna rueda los ojos y Zeus se aprieta el puente de la nariz. Jack le abre la puerta a Luna, quien lo mira con el ceño fruncido unos segundos, pero cuando ve a Zeus rodear el auto para subirse, hace lo mismo. Y esa molestia que Jack le provocó con sus actitudes gorilescas, se le pasan en cuanto queda en medio de aquellos dos titanes. El auto es grande, con suficiente espacio para ellos, pero aún así se siente apretada, acorralada por los hombres, pero eso se le pasa en cuanto el sentimiento de protección la invade. A su mente viene la manera en que por la noche la buscaron y salvaron, cómo la han cuidado a su manera las últimas semanas y lo que cada uno le provoca cuando se acercan demasiado. Sus dedos se retuercen en su regazo, hasta que la mano grande y poderosa de Jack le toma una de ellas. “Quédate tranquila, me estás desesperando”, le dice con frialdad, aunque no suena igual que siempre. “No le hagas caso”, dice Zeus tomando la otra ya acariciando sus nudillos. “Imagino cómo debes sentirte, pero no olvides que estamos aquí para ti”, añade. Ninguno de los dos le suelta la mano que le sostienen, pero mientras Zeus mira por la ventana y le acaricia los nudillos con suavidad, Jack la mira con sus ojos negros e intensos mientras entrelaza sus dedos con los de ella, como solía hacer John… como suelen hacer los novios en general. Luna pasa saliva, se pierde unos segundos en esa mirada oscura y luego baja la mirada a sus pies. Finalmente llegan al lugar, Luna compra un hermoso ramo de claveles amarillos y caminan a la entrada. Zeus no le pierde detalle a su amigo, porque sabe que no le gusta ese lugar, pero contrario a todos sus instintos, Jack pasa un brazo por el hombro de Luna y al atraer a su cuerpo, dejándola algo aturdida, porque cualquier que los viera en ese momento pensaría que ellos son algo más que amigos. Title: A Match Made in Heaven In "A Match Made in Heaven" by CrushReels, a spontaneous decision leads to an unexpected twist of fate. What begins as a flash marriage to a street vendor unravels into the revelation that he is, in fact, a billionaire CEO. The story follows a wealthy heiress who finds herself lost and betrayed by those closest to her, navigating through deceit and the dark intentions of others. As she grapples with the aftermath of betrayal by her boyfriend and the unsettling proposition from her foster parents to be sold off to an older man, our protagonist faces challenges that test her resilience and character. Amidst the chaos of her circumstances, she discovers an unlikely connection with the street vendor turned CEO, leading to a journey of self-discovery and unexpected romance. Set against the backdrop of modern romance, this ongoing tale delves into themes of trust, redemption, and the complexities of human relationships. "A Match Made in Heaven" stands out for its unique blend of serendipity and intrigue, offering readers a captivating narrative that defies conventional expectations. 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