Capítulo 19: “No debes hacerlo, te puedo dar la tarde…”, dice Zeus. No quiero que me hagas la vida más fácil ni que tengas privilegios conmigo, porque me da a entender que es sólo porque sientes algo por mí y no se me hace justo con los demás. Sé que, si uno de los chicos te lo pidiera, lo harías… pero sigue estando ese sentimiento de favoritismo”, la respuesta de Luna es tajante y lo mira directo a los ojos. “Luna…”. “Zeus, por favor. Al menos déjame pasar el dolor de mis pérdidas, no pesques en río revuelto, porque no vas a lograr nada más que alejarme de ti y odiaría hacerlo, porque en verdad te aprecié desde el primer minuto”, dice Luna. “Está bien, prometo mantener la distancia física, pero no me pidas ni por un segundo que deje de preocuparme por ti o que ignore lo que pueda pasarte, porque no lo haré. Aunque no sepas lo que sientes, yo sí y te puedo asegurar que estaré contigo en todo lo que necesites, para toda la vida”, es Zeus quien pasa por el lado de Luna y ella sólo deja salir un suspiro antes de irse a su cuarto. Unos metros más allá, Jack ha escuchado todo y peor, lo ha visto también. Justo iba saliendo para ver sí Luna estaba dormida ya, sólo quería entrar a su cuarto y admirarla dormir unos segundos, pero antes de que abriera por completo la puerta se encontró con aquel beso. Su primera reacción fue ir a partirle la cara a su amigo, luego recordó que alguna vez juraron jamás pelearse por una mujer, y dadas sus vivencias, no iba a empezar ahora. Pero sí le removió hasta la bilis que volviera a besar a su mujer. Ve a Luna entrar a su cuarto y escucha cómo le pasa seguro, así que esa noche no podrá hacer eso que de vez en cuando lo ha llevado a escabullirse a su cuarto. Por la mañana ven a Luna fresca como una lechuga batiendo huevos y tostando pan, con la misma sonrisa de siempre los saluda y les ofrece una taza de café con leche, Unos minutos después se sientan a la mesa, Zeus cuidando de mantener la distancia y Jack sólo mira a Luna con intensidad. Pero ella no está del todo contenta, así que cuando termina su segunda tostada, le gruñe tal como él suele hacerlo con todos. “¿Tengo a la marca de Harry Potter en la cara o qué?”, los dos abren muchos los ojos y ella sigue. “Ya deja de regañarme con la mirada, te pareces a King Kong, sólo que con menos pelo”, agrega. “¿Disculpa? ¿Me estás tratando de simio irracional?”, pregunta. “No, si aquí todos somos simios, según Darwin”, le dice ella con sarcasmo. “Pero contigo la genética se excedió, sobre todo en eso de lo salvaje que puedes ser”, añade. “¡Oye, muchachita…!”, intenta decirle Jack con el índice levantado, pero ella lo interrumpe con violencia. “¡Oye nada!”, el exabrupto los deja perplejos a los dos y de pronto Luna comienza a llorar, entierra el rostro en sus manos y se pone de pie. “Estoy harta… cansada… ¿Saben qué? Mejor me largo de una vez”, dice Luna de una vez. Luna corre a su cuarto dejándolos sin comprender nada. Ambos se miran sin lograr dilucidar lo que le pasa, pero al final Zeus se pone de pie, va hasta el cuarto de Luna, pero ella ni siquiera le contesta. Se despide de Jack y le pide que le informe cualquier cosa que le pase a la chica. Pasan los minutos, la Señora del servicio ya ha recogido todo, Jack sigue allí aparentemente leyendo el periódico, pero sólo pasa las páginas porque su vista está clavada en el reloj del microondas. “Ya debió irse… llegará tarde”; gruñe como siempre. Se pone de pie y va hasta el cuarto de Luna. Llama a su cuarto y no le atiende, así que decide abrir de todos modos, pero está con llave. En un segundo algo le dice que no está bien, porque ni siquiera se oye dentro, así que va por las llaves de repuesto de los cuartos, regresa y abre, Cuando entra todos sus sentidos protectores se disparan al ver a Luna tirada en el suelo, con un frasco en la mano y un par de píldoras tiradas en el piso. “Luna…”, corre hacia ella, le levanta la cabeza y le da suaves golpecitos en el rostro para que reaccione, pero nada. “¡Luna Walsh, no me asustes! ¡Luna!”, pero nada la hace reaccionar. “¡Ayuda!”, dice también. El grito desesperado de Jack resuena en el departamento, mientras un sudor frío lo recorre pensando lo peor. En ese momento siente un terror terrible, porque sí a Luna le pasa algo, no sabe cómo llenar ese vacío que seguro le dejará. En cuanto pasan dos segundos sin que nadie responda, Jack la toma entre sus brazos, la levanta y corre con ella para llevarla a la enfermería de la empresa. Está medianamente equipada y pueden atenderla en lo que llega la ambulancia. Llega con él la Señora del servicio apurada. “¡911, ahora!”, Jack ordena antes de que pregunte. La mujer saca su propio teléfono y llama sin pérdida de tiempo. “¡A enfermería de Gosling Food Inc. ! ¡Posible intoxicación con medicamento!”, añade. La mujer lo sigue porque por altavoz le van dando instrucciones a Jack, la mujer presiona el piso al que deben ir y a Jack se le hace eterno, Luna respira lento, eso le da cierta tranquilidad, pero hasta que un equipo no la revise, no estará tranquilo. Cuando llega al piso, corre con ella y patea la puerta de la sala de atención, el médico que piensa protestar no dice nada cuando ve al mismo CEO cargando con una chica y no se demora en ponerlo al tanto. El doctor comienza a actuar en consecuencia, pero cuando le pregunta por el medicamento, Jack no sabe, La mujer del servicio corre a buscar el frasco que ha quedado tirado, mientras que Luna va recuperando la consciencia poco a poco. “¿Jack?”, pregunta confundida mirando a todos lados. “¿Dónde estoy?”, agrega. “¡Luna! ¡Dime qué demonios tomaste!”, es todo lo que dice Jack y se aferra a ella en un abrazo desesperado. “¿Eh?”, pregunta. “¡Las píldoras que te metiste! ¡¿Cómo se te ocurre atentar contra tu vida?!”, espeta Jack. “¿De qué… estás hablando?”, el médico frunce el ceño y sale a esperar a la mujer con el bendito frasco de pastillas. “¡No te hagas! ¡Tú te tomaste unas pastillas para…! ¡Dios, es que ni siquiera lo puedo decir sin querer darte unas nalgadas!”, dice él. “Jack, cálmate porque te juro que no entiendo, sólo quería tomar unas pastillas naturales para mi crisis de angustia…”, pero si Luna creyó que eso lo calmaría, pues no. En cuanto ella le dice que eran naturales, algo le regresa al cuerpo, no podemos decir que el alma porque pues parece que Jack no tiene… o tal vez sí. Su boca busca la de Luna, sus manos se posan en sus mejillas para que ella no se escape, pero ella no tiene intenciones de hacerlo. Por el contrario, abre su boca un poco y eso le basta a Jack para explorar ese espacio que reclama como suyo. Luna siente que el mundo gira demasiado rápido, pero no es una sensación que le desagrade, una mano va a la nuca de Jack y sus dedos se enredan en su cabello, la otra se posa en el corazón del hombre que late muy rápido. Cuando se separa de ella, sus respiraciones están agitadas y si Jack creía que jamás desearía a una mujer, pues todo eso ahora no le servía porque Luna es muy diferente. “Nunca vuelvas a hacerme algo como esto”, pide Jack. “Pero no hice nada… es sólo que hoy no es un buen día para mí”, sus ojos se llenan de lágrimas y Jack frunce el ceño. “Ella estaría de cumpleaños… mi madre”, dice Luna. “Luna, tienes que aceptarlo…”, dice Jack. “¡Lo sé! Lo sé… pero eso no quiere decir que no duela”, espeta Luna. “Pero ayer, anoche, estabas bien, ¿Qué es lo que cambió?”, pregunta Jack. “Lo olvidé, Jack. Por eso estoy así. Esta mañana me llegó la notificación de que es su cumpleaños y yo lo olvidé, ¿Qué clase de hija soy? ¡A penas cumplirá un mes de haberse ido y yo ya la olvidé!”, dice Luna. “No es tu culpa…”, dice Jack. “¡Claro que lo es!”, en ese momento comienza a hiperventilar, mira a todos lados como buscando una salida y el doctor entra justo para darles la noticia de que el medicamento no es peligroso, pero detecta inmediatamente lo que le sucede a la chica. Title: A Match Made in Heaven In "A Match Made in Heaven" by CrushReels, a spontaneous decision leads to an unexpected twist of fate. What begins as a flash marriage to a street vendor unravels into the revelation that he is, in fact, a billionaire CEO. The story follows a wealthy heiress who finds herself lost and betrayed by those closest to her, navigating through deceit and the dark intentions of others. As she grapples with the aftermath of betrayal by her boyfriend and the unsettling proposition from her foster parents to be sold off to an older man, our protagonist faces challenges that test her resilience and character. Amidst the chaos of her circumstances, she discovers an unlikely connection with the street vendor turned CEO, leading to a journey of self-discovery and unexpected romance. Set against the backdrop of modern romance, this ongoing tale delves into themes of trust, redemption, and the complexities of human relationships. "A Match Made in Heaven" stands out for its unique blend of serendipity and intrigue, offering readers a captivating narrative that defies conventional expectations. Experience the unfolding saga online at CrushReel and delve into a world where chance encounters pave the way for extraordinary love stories.