Capítulo 2: “No, en realidad no lamento nada”, dice con tono de burla Jack. “Jack, sabes que no tengo listo el testamento y si quisiera dejarle todo a tu hermano…”, comenta Jason. “Ese no es mi hermano”, sisea con rabia. “Es mi hijo, así que es tu hermano y ya que tiene novia, tiene más ventaja que tú en darme un heredero y darme en el gusto” “Así que lo único que quieres es que te dé un nieto, ¿No es así?”, pregunta Jack. “¡Por supuesto, nuestro apellido debe perdurar! ¡Nuestro legado de poder debe heredarse!”, exclama Jason. “Bien… quieres un nieto”, le dice colocando sus manos en su mentón en modo pensativo, burlándose claramente de su padre. “Jack, no se vale adoptar”, advierte su padre. “Lo sé, tampoco es que pueda hacerlo, debo estar casado para eso y yo no pienso casarme con nadie… pero si lo que quieres es un heredero, lo tendrás”, comenta Jack. “¡¿Cómo se supone que lo tendrás si no estás casado?!”, le pregunta. “Pues de la misma manera que tuviste tú a tu hijo predilecto, el perfecto Gosling”, responde Jack. “No me parece gracioso…”, dice. “Pues a mi madre y a mí tampoco nos pareció gracioso cuando esa mujer llegó a casa con ese estúpido reclamando un lugar que no le correspondía. Pero se lo diste y te recuerdo que eso llevó a la muerte a mi madre”, le recuerda Jack. “Jack…”. “Si quieres un nieto, lo tendrás, eso es lo que acabas de decirme. Cómo lo tenga, es lo que menos te puede importar, ¿O acaso también quieres ver cómo me c%jo a la mujer que será su madre?”, cuestiona Jack. Jason se pone rojo de la rabia, Jack se bebe el vaso de agua que se sirvió y deja el vaso con violencia en la barra. Sale de la oficina cogiendo su saco y se va directo a la oficina de recursos humanos para hablar con el jefe de la sección. “Si quiere su nieto, lo tendrá, pero que ni crea que yo tendré un hijo, porque yo no sirvo para ser padre”, espeta Jack. En cuanto las puertas del ascensor se cierran, Jason deja salir un suspiro agotado, pensando en qué es lo que hizo mal con su hijo. “Creo que, si no me mata la diabetes, lo hará mi hijo con sus ocurrencias y desplantes”, dice Jason. Cuando Jack entra a la oficina del jefe de recursos humanos, este salta de su asiento y casi le hace el saludo militar. “Quiero que pongas un anuncio mañana, donde se busca una mujer joven, entre diecinueve y veintitrés años, de buena presencia, saludable, inteligente y sin compromisos, todas excluyentes. Sin tatuajes, piercings ni ninguna modificación en su cuerpo”, ordena Jack. “¿Para qué puesto?”, pregunta con temor el hombre, porque a Jack no le gustan las preguntas y así lo deja claro con su respuesta. “Eso es mi asunto, ponlo en la sección laboral, porque no es para una cita, es para un trabajo muy importante y tampoco pongas quién lo busca, sino sólo el mail de recursos humanos, ya tú les darás sólo la dirección, para que se presenten… a partir de pasado mañana, a las nueve… no, mejor desde las siete treinta de la mañana. Así vamos a descartar que sean holgazanas”, gruñe. “Sí, Señor”, le responde. Jack sale de la oficina sonriendo de esa manera que a todos les da miedo, porque saben que ha hecho de las suyas nuevamente. Luna llega a casa luego del sepelio de su madre, sus ojos rojos e hinchados demuestran lo mucho que ha llorado desde la muerte de la mujer que le dio la vida. Su amiga Beverly la lleva del brazo hacia la cocina, por ahora es la única persona en la que confía que la ha acompañado, puesto que su novio no se ha aparecido, aunque sabe que cuando lo haga seguro la dejará. “Siéntate aquí, preciosa, te prepararé un té”, le dice su amiga dejándola en una silla y acercándose a la estufa. “¿Aún no sabes nada de John?”, pregunta Beverly. Sé que estas últimas semanas ha tenido mucho trabajo, pero no entiendo el que no me respondiera las llamadas ni los mensajes en algún momento”, un sollozo se escapa de sus labios, no quiere contarle la verdad a su amiga, porque ella le advirtió muchas veces de John. “Debo ser una carga para él, como lo soy para ti… como lo soy para todos, ¡Yo debí morir junto a mi madre!”, agrega Luna. “¡Luna Walsh! Nunca en la vida vuelvas a decir eso”, ordena Beverly. “No tengo un peso, ni nada en la vida que me pertenezca, lo único que me queda es esta casa vieja y maltrecha que está hipotecada. No sé qué haré, estos dos días sin trabajar me han dejado en una situación crítica”, confiesa Luna. “Por eso no te preocupes, tengo unos ahorros que te puedo prestar hasta que te recuperes económicamente”, espeta Beverly. “Pero no es justo, esos son tus ahorros para irte de vacaciones”, dice Luna. “Eso ahora no importa, te prestaré el dinero que necesites y no se diga más, eres como mi hermana y yo de verdad quiero ayudarte”, comenta Beverly. “Gracias…”, susurra Luna. Beverly le prepara un té y un sándwich, de esos que ella sabe le gustan a su amiga. Se queda con ella todo el día, hasta que por la tarde se despide de ella. “Lamento no poder quedarme, pero estaré pendiente de ti, sólo llámame si no quieres estar sola por la noche, puedo hacer arreglos y venir contigo”, le dice Beverly. “No te preocupes, estaré bien”, afirma Luna. Se dan un fuerte abrazo y Beverly sale de allí preocupada por dejarla sola. Luna se sienta en el sofá frente a la televisión, intenta tomar el control remoto y ver algo, pero sencillamente no llega ni a encender el aparato porque su ánimo anda por el suelo. “¿Por qué me dejaron, madre, padre? Tenían que llevarme con ustedes, no puedo estar sola, sin ustedes…”, dice ella con pesar en su corazón. Unos golpes en la puerta la sacan de su pena, se pone de pie con dificultad y camina a la puerta. Cuando la abre, se da cuenta de que es su novio y comienza a llorar silenciosamente. “John…”, le dice ella con las lágrimas rodando por sus mejillas, él sólo le sonríe levemente y Luna lo deja pasar “Me hiciste tanta falta, John…”, agrega Luna. “Luna, vine porque necesito hablar contigo, lo sabes”, le dice con seriedad, pero la chica sólo asiente y lo lleva a la sala. “Claro, dime…”, quiere decirle ‘mi amor’, pero sabe que ya no puede llamarlo así. “Luna, he estado pensando mucho estos días y creo que debo tomar una decisión algo difícil, pero que no puedo postergar más”, espeta John. “Sólo dilo de una vez”, exige Luna. “He venido a terminar mi relación contigo, Luna”, responde John. Luna siente que le falta el aire y se deja caer en el sofá. Su novio está terminando con ella, justo en el momento que más lo necesita. Lo ve a los ojos por completo dolida, él voltea la mirada para no enfrentarla. El corazón desolado de Luna ahora se termina de romper. Sus padres murieron, su novio la deja y ahora se queda sola por completo, es algo que no puede soportar, pero tiene que hacer la pregunta de todas maneras. “¿Por qué? ¿Hay algo que hice mal? Si es por eso, puedo cambiarlo, pero por favor… no me dejes”, suplica Luna. Title: A Match Made in Heaven In "A Match Made in Heaven" by CrushReels, a spontaneous decision leads to an unexpected twist of fate. What begins as a flash marriage to a street vendor unravels into the revelation that he is, in fact, a billionaire CEO. The story follows a wealthy heiress who finds herself lost and betrayed by those closest to her, navigating through deceit and the dark intentions of others. As she grapples with the aftermath of betrayal by her boyfriend and the unsettling proposition from her foster parents to be sold off to an older man, our protagonist faces challenges that test her resilience and character. Amidst the chaos of her circumstances, she discovers an unlikely connection with the street vendor turned CEO, leading to a journey of self-discovery and unexpected romance. Set against the backdrop of modern romance, this ongoing tale delves into themes of trust, redemption, and the complexities of human relationships. "A Match Made in Heaven" stands out for its unique blend of serendipity and intrigue, offering readers a captivating narrative that defies conventional expectations. Experience the unfolding saga online at CrushReel and delve into a world where chance encounters pave the way for extraordinary love stories.
