---- Capítulo 3 -iQué la viciosa? Fidelia es la sobrina de Mati. Aunque en el pasado trató de seducirlo, ahora ya tiene una hija. Seguro que no volverá a cometer el mismo error. Cuando escuché lo que decía Camila, quedé impactada enla puerta del reservado. Sí, en otras opiniones, fui una loca que intentó seducir a su propio tío, una desvergonzada. En ese momento Lucía, inquieta, tiró de mi ropa. La consolé y luego decidí entrar en la habitación. Que más daba, a lo hecho, pecho. No sabía cuánto tiempo pasó cuando, de repente, todos enla sala se pusieron de pie. - iEl sefior Graves ha 1legado! -iQue bien, sr. Graves, qué gusto verlo! Un grupo de personas se abalanzó desesperada hacia él, pero yo no me moví. Permanecí sentada en mi lugar. Después de un largo rato, miré a Matías. Parecía haber adelgazado un poco. Vestía un traje y Emilia se apoyaba esplendorosa en su brazo. Sus caras reflejaban felicidad cuando sus miradas se cruzaron. ---- Matías estaba rodeado de gente y no se percató en ese momento de mi presencia en la esquina. Todos estos afios, siguió siendo el centro de atención, mientras que la única que había tenido una vida miserable era yo. De repente, como si recordara algo, Emilia sonrió y empujó con suavidad suavemente a Matías. -Fidelia trajo una sorpresa. Al escuchar la palabra "sorpresa", Matías permaneció impasible. Primero ayudó a Emilia a sentarse, luego le pidió un champurrado y alzó la vista en mi dirección. Lucía se acurrucó asustada y parecía estar a la defensiva. Matías también la notó obviamente. Sus ojos se abrieron de golpe. -iQuiénes? Se refería a Lucía. Nunca les había hablado de ella, así que sus reacciones eran idénticas: asombro o morbo tal vez, esperando ver un escándalo. Emilia habló por mí: - Mati, es la hija de Fidelia. Qué mona es, iverdad? Se parece mucho a ella. Parece que tiene quizás unos cuatro ocinco afios. ---- La mirada escrutadora de Matías recorrió a Lucía y luego a mí. Me observó en silencio durante un largo rato. Justo cuando pensé que no diría nada, su voz ronca rompió el silencio. -Así que en los afios en el extranjero te casaste y tuviste una hija. Levanté la cabeza con altivez y lo miré directo a los ojos. -Sí. Mi voz fue firme y clara. - Me casé hace tiempo. Lo siento mucho, no te lo mencioné. El silencio se extendió en la sala. Nadie hablaba. Matías me miraba fijamente, como si intentara discernir si decía la verdad o mentía. Emilia parecía querer en ese instante afiadir algo, pero Matías ya se había acercado con cautela a mí. -éY tu esposo? Apreté los labios con fuerza antes de responder: - Está ocupado. No pudo venir. Los murmullos y risitas estúpidas se esparcieron por la ---- sala. Sin embargo, tal vez por respeto a Matías, nadie se atrevió siquiera a reírse demasiado alto. Matías se enojó. Finalmente, no dijo nada más y regresó junto a Emilia. No tenía ningún gusto para la comida. Todos los demás elogiaban a Matías y Emilia por ser una pareja perfecta, pero yo solo quería Ilevar a Lucía a descansar lo antes posible. - FEl alquiler aquí no era tan costosos, podía pagarlo. No quería volver al extranjero. Cuando la cena terminó quería salir, pero Matías me detuvo. Dijo que tenía algo que hablar conmigo. Al final, nos quedamos en el reservado. Emilia también se quedó allí. Matías me miró con frialdad. -Fidelia, tenemos nuestras propias familias ahora, espero que no vuelvas a molestarme. Emilia cubrió con elegancia la sonrisa que asomaba en sus labios. - Mati, no seas tan duro con Fidelia. Ya es una mujer hecha y derecha no una nifia, sabe qué cosas no debe ---- hacer. Hablaban uno por uno y parecían estar en perfecta armonia entre sí, mientras yo me sentía aislada de ellos. No importaba cuántas veces prometiera algo, nunca me creerían. Aun así, dije con firmeza. -Nolo haré. Ellos no dijeron nada más. Yo ya había tomado a Lucía en brazos y me dirigía a la puerta cuando Matías le pidió a su asistente que me llevara. Esta vez, lo rechacé. Al regresar a nuestro pequefio apartamento alquilado, Lucía me preguntó en voz baja: -Mami, fEl tío y la tía no me quieren? Dicen que los nifios son perceptivos y lo notan todo. Al instante lo negué. - No te odian, me odian. Lucía parecía tener en su cabecita muchas más preguntas, pero al final no dijo nada. Solo me abrazó y susurró: -Mami, qué tanto esfuerzo. ---- Las lágrimas que había contenido todo el día amenazaron con brotar en ese momento, pero no podía llorar frente a Lucía. Así que levanté la cabeza, las contuve y la arrullé hasta que se quedó dormida. Discover our latest featured short drama reel. Watch now and enjoy the story!