---- Capítulo 4 Al Ilegar a casa, no había nadie. Me levanté para estirar las piernas, pero mis articulaciones seguían rígidas por tanto tiempo sin caminar. Sonó mi celular y recibí una foto: Una mujer disfrazada de conejita con las manos apoyadas en la ventana, dejando ver su esbelta cintura al abrirse la espalda del vestido. Llevaba el pelo suelto y la mirada golosa, y, detrás de ella, Diego, completamente desnudo, le ponía las manos en la cintura. Luego recibí un clip de audio: los jadeos de una mujer intercalados con los graves gemidos de un hombre. -Sefior Varela -jadeó Ana- , los ventanales de la nueva casa van a terminar manchados por nuestra culpa. Diego respondió entre risas: - éNo fuiste tú quien pidió al disefiador que pusiera esta ventana? -respondió Diego entre risas-. Para que te folle aquí. El audio se cortó bruscamente y enseguida recibí un mensaje: «Perdón, mensaje equivocado. Aunque da lo mismo, ---- total estás sorda. Si te da curiosidad, la próxima vez te pongo subtítulos». Creí que ya no amaba a Diego, pero al ver este video, me dolió tanto el corazón que comencé a jllorar sin control! Ni siquiera me había mudado a esa casa donde juró vivir conmigo para siempre antes de que él Ilevara a su amante a mancharla. Esos detalles decorativos que pensé que habían sido creados para mí, terminaron siendo juguetes eróticos para ellos. Suspiré hondo, conteniendo un sollozo. Antes me enorgullecía de ser su prometida, pero ahora me parecía unchiste. Sin pensarlo más, me arranqué el anillo de compromiso de dos quilates en mi dedo anular, aquel que jamás me había quitado desde el día que me lo colocó, y lo arrojé al basurero. En la foto de boda de la pared aparecíamos mirándonos con afecto, pero todo era un espectáculo. Tomé unas tijeras y destrocé mi mitad de la imagen, tirando los pedazos al inodoro. Esa noche Diego no regresó. Solo me envió un mensaje para avisarme de que asistiría a la fiesta de negocios que iba a darse la noche siguiente. ---- Como siempre, él entraría al salón moviendo mi silla de ruedas, recibiendo elogios por su «devoción hacia la prometida discapacitada». En este momento, comprendí que me había Ilevado a la fiesta solo para hacer gala de su profundo afecto. Efectivamente, como antes, él desapareció al 1Ilegar a la mesa. Alo lejos, Ana le arrastró al cuarto de bafio. Pronto recibí un audio subtitulado: -PDiego, tu prometida te espera afuera. - No importa, pues mi verdadero tesoro ahorita está debajo de mí -respondió él entre jadeos. Minutos después, los dos salieron desalifiados. É] se unió a la charla de socios comerciales, mientras Ana se acercaba a mí con una copa. Mostró deliberadamente un chupetón en su clavícula y escribió en su celular: «Subtítulos especiales para ti. éTe gustaron? Diego me ama. Deberías dejarlo si tienes dignidad». Ignoré su provocación. En silencio, guardé toda evidencia y ordené instalar cámaras ocultas en la casa. «Ana, si tanto te gusta compartir audios, te ayudaré a viralizarlos». Discover our latest featured short drama reel. Watch now and enjoy the story!