---- Capítuloz En ese momento, perdió la paciencia. Esta vez, fue brusco y rápido, como si me estuviera usando nada más para desahogarse, como si yo fuera un simple juguete. Pero ni así quedaba satisfecho. De verdad, se tardaba mucho. Mi marido tocó la puerta varias veces para apurarlo, y yo me tapé la boca por miedo a que se me saliera ungrito. Al final, mi marido no aguantó más y ya estaba a punto de entrar al consultorio, así que, de mala gana, él se subió los pantalones. Yo me sentía débil, como si me hubiera pasado un camión por encima. Me costó bastante recuperarme antes de poder salir. Mi marido me preguntó por qué me había tardado tanto, y yo me inventé una excusa. Me sentí aliviada cuando vi que no me hizo más preguntas. Adiferencia de mi consciencia culpable, el doctor Miles se veía tranquilo, como si no hubiera sido é] el que me acababa de exigir tanto. ---- - Su esposa está bien. Ya le expliqué el plan de tratamiento. Si lo sigue, en diez días o, máximo, en quince, va a estar mejor -dijo él, todo serio. Mi esposo le dio la mano al doctor Miles y le dio las gracias. Yolo saqué rápido de ahí y nos fuimos. Tengo que decir que el tratamiento del doctor Miles sí funcionó. Después de unos diez días, mi problema se curó por completo. Ya no perdía el control tan fácil. Para ese entonces, todo el maíz y el sorgo ya se habían cosechado. El pueblo donde vivimos está Ileno de gente mayor o, por lo menos, de cuarenta y pico afios. No hay muchas cosas para hacer. Así que, para celebrar la cosecha, el alcalde organizó que todos fuéramos a ver una película juntos. Ese día, mi esposo se fue a la ciudad a 1levarle unas papas a nuestros hijos. Como no quería ir sola, decidí no ir a la película. Pero, a medio camino, mi vecina Casilda me llamó y me ---- dijo que me apurara, que había "algo bueno". Con todo lo que dijo, me dio curiosidad y terminé yendo. Cuando llegué, casi me deja ciega la cantidad de luces que había. iDios mío! Todo el pueblo estaba ahí, desde los más jóvenes hasta los más viejos, todos bien atentos a la pantalla. Pero lo que estaban viendo... jera una película porno! El alcalde ese también es un desgraciado. Dijo que iba a poner una película para todos, y terminó poniendo porno. Como aquí en el campo la mayoría no sabe usar bien el Internet, seguro era la primera vez que muchos veían algo así. Amímedio vergiienza solo con verla. Bajé la cabeza y me quise ir, pero Casilda me vio. Me jaló del brazo y me obligó a sentarme. -fóViejita pervertida, vas a decir que no te gustan los hombres? é Te da pena o qué? -IiAy, condenada, míralo, está bien bueno! ---- Entonces, giré la cabeza y eché un vistazo. Vi a un tipo dándole duro a una actriz, ahí mismito en el inodoro. Y sí... la verdad, era excitante. Pero, al segundo siguiente me quedé congelada. iParecía que la que estaba ahí... era yo! Aunque la cara estaba censurada, la escena se me hacía demasiado familiar. Miré alrededor, con culpa, y me di cuenta de que todos estaban bien concentrados en la pantalla. Nadie me miraba. Parecía que nadie sospechaba nada. Pero... solo el doctor Miles y yo sabíamos lo que pasó ese día. iCómo alguien más podría saberlo? éY cómo lo grabaron? La clínica ni siquiera tiene una puerta trasera, así que nadie más pudo haber estado allí. Eso quería decir que el video... lo grabó el mismo doctor Miles. éPero cómo acabó en manos del alcalde? ---- iQué estaba pasando? Justo cuando no sabía ni qué pensar, sentí que alguien me estaba mirando. Me di la vuelta y vi al doctor Miles, mirándome con una sonrisa. Sentí que la sangre me hervía. Me levanté y lo jalé a un rincón oscuro. -iQué carajos te pasa, muchacho? éNo que me ibas a guardar el secreto? éPor qué grabaste eso y se lo diste al alcalde? iQuieres que todo el mundo lo vea? j Contéstame! Le pregunté, enojada, con la mano en su cuello. Pero é|, indiferente, apartó mi mano. -iPerra! -me dijo. -éCómo? Entonces me empujó al suelo, al césped... y parecía que iba a hacer otra estupidez. Discover our latest featured short drama reel. Watch now and enjoy the story!