Capítulo 5: “Yo no quiero involucrarme con nadie sentimentalmente, le dije que estoy pasando por una ruptura”, le aclara Luna. “Y yo le dije que no creo en el amor”, le recuerda Jack. “Entonces ¿Cómo se supone que tendré a su hijo?”, pregunta Luna. “Primero, para c%ger no se necesita sentir amor”, le dice con brusquedad y ella se siente más perdida. “Segundo, el se%o no es el único método para tener un hijo en la actualidad y eso a mí me soluciona el tener que acostarme con una mujer para lograr mi propósito”, le comenta. Luna lo mira a los ojos y se le sale la pregunta antes que pueda procesar si hacerla. “¿Es gay? “Jack entorna la mirada, Luna casi puede sentir cómo flechas imaginarias la atraviesan, pero dada la propuesta que le está haciendo, es lo mínimo que puede preguntarle. “No soy gay”, dice él con los dientes apretados. ¡Qué insulto! Nunca nadie se atrevió a cuestionar su hombría, pero ya le demostraría él… ‘Espera, tú no tienes que demostrarle nada. Sólo la quieres para que te dé sus óvulos y su vientre’, Jack se pone de pie y camina hacia ella, Luna esta vez no se siente intimidada, sino que molesta y se pone de pie también con una actitud desafiante. “Entonces no entiendo que quiera tener un hijo en esas condiciones, más con una extraña. ¿Cómo sabe que no soy peligrosa?”, pregunta Luna. “El único peligro que corro con usted, Señorita Walsh, es que termine c%giéndola en mi escritorio…” dice y la mano de Luna le cruza el rostro con una fuerte bofetada que lo deja con los ojos muy abiertos. Eso es algo que tampoco experimentó y no sabe si admirarla por las agallas o hacer precisamente lo que tiene en mente. Cuando la mira a la cara con esa expresión de asesino, Luna no se ve diferente. “Jamás, óigame bien… ¡Jamás! Dejaría que un hombre como usted me pusiera un dedo encima”, toma sus cosas y vuelve a mirarlo directo a los ojos. “Y muchas gracias por elegirme, pero a mí no se me antoja ser la madre de su hijo, porque para eso primero se debe querer tener uno… ¡Y yo no quiero!”, añade ella. Sale de allí furiosa, atraviesa las puertas dejándoles un ligero vaivén que ni siquiera Jack consiguió alguna vez. Ve cómo la figura blanca que se traspasa por el vidrio se pierde, se pasa las manos por el cabello frustrado por completo, tratando de lidiar con varias cosas al mismo tiempo. Primero, le dijo que no. Jack está acostumbrado a que las personas le digan que sí a todo, pero ella le dijo que no… segundo, esa bofetada. Va al baño para mirarse la mejilla, por una extraña y retorcida razón sonríe al ver que la tiene carmesí, cierra los ojos para saborear aquella sensación. Muy pocas personas consiguen despertarle algún sentimiento diferente a la ira o el asco, pero ella… Luna le había alborotado la sangre con su sola presencia y ese es el tercer punto para buscar la manera de obligarla a que le diga que sí. “Puede ser pequeña, pero tiene su carácter. Es dulce, se ve frágil y es inteligente, es la madre perfecta para mi hijo”, comenta. Al demonio con la salud y esas cosas, se nota que la chica está bien. Él sólo quiere mezclar sus genes con ella, un niño de los dos, con su porte y los ojos de ella, seguro será un perfecto heredero para su padre. Jack sonríe nuevamente al espejo, sus ojos se oscurecen más, como si eso fuera posible, y sale a su escritorio. En cambio, Luna agradece la fina llovizna que cae afuera, Seattle está siendo benevolente con su día al darle una manera de escapar de aquel calor que Jack le provocó. Es cierto, esa propuesta es descabellada, no tiene sentido que dos personas tengan un hijo en esas condiciones. ¿Qué se supone que haría ella? ¿Entregar a su hijo y olvidarse por completo de su existencia sólo para satisfacer la absurda necesidad de un hombre de ser padre? Cuando es evidente que no se ama ni siquiera él mismo ¿Cómo podría darle amor a una pequeña criatura? Pero lo que en verdad la descolocó fue la manera en que Jack le habló, como si ella fuera una zorra que por la mínima provocación se iba dejar llevar a la cama. ‘Te recuerdo que no era la cama, sino el escritorio… yo por él me dejaría hacer lo que fuera’, su consciencia sucia le dice algo que no quiere admitir. Jack le atrajo desde que abrió las puertas, sería tonta o ciega si eso no fuera así. Es un hombre guapo, de unos ojos negros intensos y misteriosos, de al menos un metro noventa y cinco, de cuerpo trabajado… “¡Por Dios, si ese traje estaba a punto de reventar con ese cuerpo!”, decide meterse a una cafetería para pedir algo frío que beber, porque sólo recordar al hombre la hace apretar las piernas y querer regresar para decirle que sí. Pero no tiene sentido, porque él no cree en el amor, ni siquiera la quiere tocar. Sólo la quiere para que tenga a su hijo, allí no hay certezas ni relaciones, Jack quiere a una mujer que sea como una yegua de crianza y luego desecharla como si no valiera un peso. “Mejor me quedo como estoy, aunque debo seguir buscando trabajo”, dice. Se bebe su refresco con mucho hielo, mientras la gente la mira como si estuviera loca, pero eso no le importa. De alguna manera tiene que quitarse la presencia ardiente de Jack que se le quedó impregnada más profundo de lo que ella quiere admitir. Mientras que, en su oficina, Jack habla con su jefe de seguridad. “Quiero que investigues a Luna Walsh, la chica que vino hoy a la entrevista para ser mi vientre de alquiler”, ordena Jack. “¿Qué necesita exactamente, Señor?”, pregunta. Dirección, su vida, gustos, hábitos, trabajo, la talla de su ropa… pero especialmente su debilidad. Tienes hasta el mediodía”, dice Jack. Corta la llamada y mira el huevo que tanto le llamó la atención con esa expresión siniestra que pone cada vez que está a punto de arruinar a un enemigo. Deja escapar una carcajada y comienza a trabajar. “Veremos si seguirás diciendo que no, Luna Walsh, y sabremos si seguirás siendo esa mujer rebelde que me dice no”, comenta él. Al llegar a casa se siente agotada, como si hubiese trabajado en un día festivo. Se tira en el sofá, enciende la televisión y comienza a pasar de canal sin ver nada en realidad, porque su mente está pasando una y otra vez lo ocurrido con Jack. Su teléfono suena y ve que es su amiga, deja salir un suspiro antes de responder. “Si quieres que te cuente cualquier cosa, debes venir”, le dice antes de que ella le diga cualquier. “Pero ¿Te quedaste con el empleo?”, pregunta su amiga algo inquieta. “Sí”, pero en la voz de Luna hay un tono más de derrota que de triunfo y eso alerta a su amiga. “No te oyes muy contenta”, comenta Beverly. “Sólo ven cuando termines, prometo esperarte con algo delicioso para comer”, añade. “No, yo llevaré la cena, es lo menos que puedo hacer después que mi madre decidiera despedirte”, dice Luna. “Fabuloso, este día no puede ir mejor…”, se despide Luna. Las amigas se despiden y Luna sube a su cuarto para cambiarse de ropa, se quita el poco maquillaje que carga, se hace un moño alto bastante desordenado, que combina perfecto con su fea pijama que le queda enorme. Baja a la cocina a buscar algo para comer, alguna chuchería le vendría bien, pero se decide a comer algo más saludable. Coge cuatro rebanadas de pan, se prepara dos sándwiches y la primera mordida no es nada decorosa. Se queda mirando a la nada, pensando cómo es que llegó a esas condiciones, cierra los ojos para respirar profundo y esos ojos negros intensos la miran desde la sombra de su consciencia. Por un momento se recrimina, puesto que ni siquiera a John lo ha extrañado lo suficiente como para pensarlo tanto como a ese hombre al que apenas conoció esa mañana, pero lo cierto es que Jack es un hombre que se ve imponente, podría ser un buen protector, un excelente novio… si no tuviera ese carácter tan complicado y no pareciera más un ser oscuro que un humano. Las horas se pasan para Luna entre sus estudios, porque ya al día siguiente piensa regresar. Ya que tiene el semestre pagado no tiene nada de malo que siga asistiendo lo más que pueda, porque no sabe si podrá encontrar un trabajo que se lo permita. Title: A Match Made in Heaven In "A Match Made in Heaven" by CrushReels, a spontaneous decision leads to an unexpected twist of fate. What begins as a flash marriage to a street vendor unravels into the revelation that he is, in fact, a billionaire CEO. The story follows a wealthy heiress who finds herself lost and betrayed by those closest to her, navigating through deceit and the dark intentions of others. As she grapples with the aftermath of betrayal by her boyfriend and the unsettling proposition from her foster parents to be sold off to an older man, our protagonist faces challenges that test her resilience and character. Amidst the chaos of her circumstances, she discovers an unlikely connection with the street vendor turned CEO, leading to a journey of self-discovery and unexpected romance. Set against the backdrop of modern romance, this ongoing tale delves into themes of trust, redemption, and the complexities of human relationships. "A Match Made in Heaven" stands out for its unique blend of serendipity and intrigue, offering readers a captivating narrative that defies conventional expectations. Experience the unfolding saga online at CrushReel and delve into a world where chance encounters pave the way for extraordinary love stories.
