---- Capítulo 9 Negué con la cabeza. Quizá por la destrucción de mi cuerpo, mi alma también comenzó a desvanecerse. Carlos intentó agarrar mi mano, pero una y otra vez la esquivaba. Ya no podía sostenerme. Como rey alpha, antes él siempre afrontaba todo con calma. Pero ahora, con solo no poder tomar mi mano, Carlos ya lloraba desconsolado. -Marina, por favor, dame otra oportunidad. - He cometido tantos errores, pero usaré el resto de mi vida para redimirme contigo. ;Puedes quedarte y verme? -Hasta ahora entiendo que la persona a la que siempre he amado eres tú. No te vayas, no me dejes... No dije nada, cerré suavemente los ojos. Mi alma se disipó ante los ojos de Carlos. ---- Desde ese momento, en el mundo ya no existirá una sirena Ilamada Marina. Carlos permaneció una semana en el laboratorio, sin comer ni beber, sin responder a nadie. Cuando volvió a aparecer, ya no tenía la presencia imponente de un rey. Con el rostro demacrado y pasos tambaleantes, un sirviente le sostenía del brazo. - Debo redimirme... El medicamento genético desarrollado por el clan sirena finalmente salió al mercado, salvando el destino de la manada Moonshadow. Emma, quien casi destruye todo, fue condenada a muerte. Después, Carlos dedicó su vida a ayudar a las sirenas, liberando a quienes aún sufrían los crueles experimentos y devolviéndolos al mar. Ante todos, seguía siendo el Carlos frío y confiable. ---- Pero en los momentos que nadie veía, mostraba un profundo pesar y arrepentimiento - Marina ni siquiera le dejó un recuerdo para aferrarse. Hasta que todo volvió a la calma, Carlos navegó solo hacia el mar. Llegó al territorio de las sirenas, el hogar de Marina. Abrió los brazos, cerró los ojos, y paso a paso caminó hacia las profundidades del océano. - Marina, espérame. -He venido a buscarte.