---- Capítulo 5 En el instante siguiente, Carlos cayó de rodillas, temblando, y me estrechó entre sus brazos. El rey alfa, quien jamás se había arrodillado ante nadie, ahora no parecía importarle nada. Solo tenía ojos para mí, que poco a poco me desvanecía en espuma. Sus brazos se cerraron con fuerza, como si pudiera evitar lo inevitable. -Marina... tá solo estás fingiendo estar débil, isí? No pasa nada, iverdad? -su voz se quebraba con cada palabra. No quise responderle, ni pude hacerlo. Mis labios ya habían desaparecido. Después fue el hombro. Muy pronto, ya no habría nada que pudiera abrazar. Carlos negó con la cabeza, desesperado. -iNo te mueras, Marina! jNo te doy permiso para morir! -Todavía no te he visto con el vestido de novia... Aún no he anunciado al mundo que eres mi luna... Ni ---- siquiera hemos dicho te amo de verdad, los dos... -iHabla, por favor! jDime la verdad, dime lo que sea, te lo voy a creer todo! jTe lo suplico, no mueras! Las lágrimas corrían por su rostro. Volvió su mirada hacia su padre, con una súplica desesperada. - Papá... dijiste que había que ponerla en el agua del mar, éverdad? El padre de Carlos, con el corazón roto al verme así, asintió con fuerza. -ié Qué esperas?! jVe a buscar agua del mar ahora mismo! Carlos me apretó contra su pecho y salió corriendo, como si el tiempo pudiera revertirse. En el corazón del territorio había un laboratorio conectado directamente al océano. Pero ya era demasiado tarde. -Marina... no me asustes así... épor qué estás tan liviana? Su voz temblaba al resonar en mis oídos ya casi ---- insensibles. -iNo te vayas! jAún no me has dicho la verdad...! Pero yo ya no ofa nada. Mi conciencia se diluía lentamente... hasta desaparecer por completo. Carlos me colocó con sumo cuidado dentro del tanque del laboratorio, observando impotente cómo mi cuerpo flotaba en la superficie. La muerte era ya un destino inevitable. El agua del mar solo logró retardar lo inevitable: convertirme en espuma. Giré ligeramente en el agua... y mi alma se desprendió de mi cuerpo. Sabía que, incluso así, solo tenía unos pocos días antes de desaparecer del todo. Desde lo alto, vi a Carlos gritar con desesperación frente al tanque. ÉI, el orgulloso rey alfa, ahora reducido a un hombre impotente, incapaz de detener mi partida. Pasó mucho tiempo antes de que lograra recuperar el control. ---- Con los ojos aún rojos, se volvió hacia sus padres y preguntó: - Papá, mamá... fa dónde los llevó el clan de las sirenas? -éFueron secuestrados? i Les hicieron daho? La madre de Carlos, que siempre me había tenido un carifio especial, me miró-o lo que quedaba de mí y rompió a llorar desconsoladamente. Levantó la mano y le propinó una bofetada tremenda. -A Así que sin saber nada de la verdad, trataste a Marina con esta manera? jNo puedo creer que yo haya criado a alguien tan arrogante y cruel! -TÍEl clan de las sirenas nunca nos hizo dafio! jTodo lo contrario! jNos salvaron la vida! jMarina es tu salvadora, Carlos!
