---- Capítulo 8 Regresé a casa, empaqué mis cosas y dejé mi hogar para mudarme definitivamente a la residencia de la empresa. Empecé a trabajar con más empefio, convencida de que con mi esfuerzo lograría comprarme una linda casa algún día. En cuanto al divorcio, aunque Sebastián no estuviera de acuerdo, con dos afios de separación podría solicitarlo legalmente. Un día, al salir del trabajo, fui a cenar con unos compafieros. Al salir del restaurante, vi por casualidad a un grupo de personas reunidas alrededor de algo. Al principio no me interesó el chisme, pero de repente reconocí de inmediato a Valeria entre la multitud. Una mujer de mediana edad la tenía furiosa agarrada del cabello mientras la insultaba: -iZorra! ;Cómo te atreves a meterte con mi marido? jte Vvoy a acabar ahorita mismo! Me acerqué un poco más y vi que Valeria tenía la cara llena de moretones y la ropa desgarrada; su aspecto era bastante preocupante. - Esta sinvergiuenza lleva afios con mi marido y se ha ---- gastado más de cien mil de él. |Y encima de todo, ahora quiere que se divorcie de mí! -gritaba la mujer, 1Ilena de ira. Valeria, desesperada, -miró asustada al hombre a su lado: -éAyúdame no dijiste que me querías a mí por sobre ella? El hombre temeroso agachó la cabeza, sin atreverse a decir una palabra. La mujer entonces le dio una bofetada a Valeria. -iDescarada! ;Todavía tienes la cara para hablar? Las personas alrededor comenzaron a comentar, enterándose en ese momento, de que la mujer había descubierto la infidelidad de su marido y había seguido las pistas hasta encontrar por fin a la amante, a la que ahora castigaba públicamente. Esa amante no era otra que Valeria. Miré la escena sin inmutarme. Esto se lo tenía bien merecido. Una semana después, Sebastián me llamó. Esta vez, aceptó firmar el divorcio. Yo estaba tranquila, sin sorpresa alguna. ---- Nuestro divorcio fue rápido y sencillo, ya que no había disputas por bienes. La casa era propiedad suya antes del matrimonio, así que no me correspondía nada de ella. No teníamos otros activos. Al salir del registro civil, Sebastián me detuvo. - Sela, si quieres, puedes seguir viviendo en la casa. Yo buscaré otro sitio donde quedarme. Respondí con frialdad: - No es necesario, ya tengo un lugar. El esfuerzo siempre da frutos. Dos meses después, me ascendieron en el trabajo y mi salario aumentó de forma vertiginosa. No volví a involucrarme en ninguna relación; dediqué todo mi tiempo y energía a mi carrera yamímisma. Al afo siguiente, durante el Dia de Todos los Santos, fui al cementerio. Frente a la tumba de mi suegra, le sonreí yle dije: - Mamá, estoy muy bien ahora. No te preocupes. Se que me cuidas desde donde estás. Cuando me iba del cementerio, me encontré justo con Sebastián. En tan solo unos meses parecía haber envejecido diez afios. Ya no era aquel hombre pulcro y ---- elegante que conocí. Su mirada estaba vacía, como si ya no quedara vida en él. Por un momento, casi no lo reconocí. Me miró con una expresión llena de nostalgia, como si quisiera decirme tantas cosas, pero al final solo preguntó: -iCómo estás, Sela? Comment by Editor: Sela aqui es el diminutive de Sebastian? Si es asi no es correcto, el diminutivo de Sebastian es Sebas - Muy bien -respondí. Sebastián comentó: - He renunciado al trabajo. No mostré ninguna reacción al respecto. Él sonrió con amargura y afiadió: -Soy cardiólogo, pero no fui capaz de salvar a mi propia madre. Ya no tengo valor para seguir atendiendo pacientes. Seguíi caminando despreocupada, alejándome sin volver la vista atrás. Mientras me iba, lo vi quedarse quieto en el mismo lugar, igual que nuestra relación: distante y sin remedio alguno. ---- Tiempo después, escuché que Sebastián había muerto en un accidente de tráfico. Ocurrió preciso el mismo día del aniversario de la muerte de su madre. Iba distraído por la calle, perdido en sus pensamientos, y un coche lo atropelló. Aunque lo llevaron al hospital de inmediato, su voluntad de vivir era tan baja que no pudieron salvarlo. Dicen que, antes de morir, Sebastián sostenía con firmeza una foto en su mano: una foto de su família. Sabía cuál era. Era la que tomamos durante un viaje poco después de casarnos. En esa linda foto solo estábamos él, su madre y yo. Todo indicaba que se había arrepentido de sus malas decisiones, pero demasiado tarde. Pero eso ya no importaba. En este mundo, después de un grave error hay dos formas de afrontarlo, la primera simplemente es reconocerlo e intentar enmendarlo desde la dedicación y la superación. Y la otra forma era desconocer por completo su responsabilidad, acufiándola a otros y vivir de una vil mentira autoimpuesta que con el tiempo termina por carcomer por dentro a las personas. Sebastián fue víctima de sus propias decisiones. Y yo, aunque triste no pude más que observarlo y alejarme para no sucumbir ante lo ---- prejudicial de una persona como él. Discover our latest featured short drama reel. Watch now and enjoy the story!