Capítulo 13: Llevaba un precioso vestido de alta costura. La falda de capas brillaba con destellos similares a los de los diamantes, lo que le daba un aspecto mágico y onírico. Con su sonrisa brillante y dulce, parecía una princesa de un cuento de hadas. Todas las miradas se volvieron hacia ella. Las mujeres del público no podían evitar mirar a Sloane, con expresiones que mezclaban envidia y celos. Sloane disfrutó de cada segundo bajo los focos, deleitándose con la admiración. Las suaves notas de la música comenzaron a sonar. Sloane estaba a punto de bajar la escalera cuando un repentino y atronador rugido resonó desde arriba, paralizándola. Una poderosa ráfaga de viento azotó el patio, haciendo que los invitados se taparan los ojos. Sloane se tambaleó, casi perdiendo el equilibrio mientras lanzaba un grito de sorpresa. «¿Qué diablos es eso?». Confundida, miró hacia arriba y vio un helicóptero sobrevolando el patio. Aferrada a su escalera había una figura: audaz e inconfundible. Los ojos de Sloane se entrecerraron en una mezcla de furia y conmoción, y su incredulidad se desbordó en un grito agudo e indignado. Un helicóptero sobrevolaba en lo alto y de su cabina abierta emergió una figura llamativa. Llevaba un elegante vestido blanco que ceñía su cintura, y la tela fluía como suaves nubes a su alrededor. Desde el suelo, los invitados vislumbraban sus largas piernas. Y el detalle más llamativo era el collar de diamantes que adornaba su cuello, brillando bajo la luz del sol. Su rostro era impecable, con un brillo que parecía casi etéreo. Sus ojos brillantes destellaban de misterio, y el ligero giro de sus labios añadía un toque de encanto irresistible. Bajo su nariz de puente alto, sus labios rosados eran tan cautivadores como una rosa recién florecida. Su larga cabellera caía en cascada por su espalda, moviéndose con la brisa como una hechicera lanzando un hechizo, captando la atención de todos. Un silencio cayó sobre la multitud, roto solo por murmullos emocionados. «¡Dios mío! ¿Quién es esa mujer? ¡Es preciosa!». «Dios mío. ¡Qué entrada!». En medio de la animada charla, Khloe saltó de repente de la cabina del helicóptero, activando su paracaídas automático. La luz del sol la bañó mientras el paracaídas se desplegaba en un espectáculo impresionante, como alas que guiaban su descenso. Se deslizó suavemente hasta el suelo, aterrizando con la gracia de un ángel. Tan pronto como sus pies tocaron el suelo, Khloe cortó las cuerdas del paracaídas con una gracia experta. Zumbando de emoción, la multitud la miró con curiosidad hasta que alguien gritó: «¡Es Khloe Evans!». Al oírlo, la multitud se quedó boquiabierta. A lo lejos, la familia Evans se levantó de sus asientos en estado de shock. Aturdida, Sloane perdió el equilibrio y cayó por las escaleras, gritando todo el camino. Los sirvientes entraron inmediatamente en acción, corriendo a ayudarla, pero ya era demasiado tarde. Su peinado, antes impoluto, ahora era un desastre despeinado, y su vestido, antes impecable, ahora estaba enmarañado y arrugado. Nadie había previsto que Khloe hiciera una entrada tan espectacular en la fiesta de compromiso de Sloane y Eric, dejando a Sloane, la estrella prevista del evento, en la sombra. La expresión de Lorraine se endureció, una nube siniestramente oscura se posó sobre sus rasgos. Le lanzó una mirada significativa a uno de los miembros de la familia Evans, y este último entendió inmediatamente lo que tenía que hacer. «Khloe, ¿cómo te atreves a aparecer por aquí? Después de provocar el aborto de tu madrastra, tienes la audacia de interrumpir la fiesta de compromiso de tu hermanastra. ¡Increíble!».
