---- Capítulo 8 El acuerdo de divorcio ya estaba abierto en la última página. Roberto lo tomó y lo firmó de inmediato. -áêNo vas a leer todo? -éêNo es solo un ajuste al plan de inseminación? Carifio, si te parece bien, yo te sigo. Bellona no pudo evitar sonreír al verlo irse. Se reía de cómo seguía diciendo que todo lo hacía por ella. Tomó la medicina que llevaba seis días sobre la mesa y la tomó de un trago. Pasó suavemente la mano por su abdomen, y su garganta se volvió amarga y seca. - Bebé, me vas a tener que perdonar. Le di tantas oportunidades, y ninguna la aprovechó. Bellona empacó sus cosas y se fue al hospital sola. -PLlevas cuatro semanas de embarazo, el corazón del feto ya late, el desarrollo está normal. fEstás segura de que no lo quieres? ---- - ...Para ser sincera, no. - Qué lástima. La última vez, el aborto fue por un error conla medicación, después de todo lo que sufriste para quedarte embarazada, y ahora quieres abortar. Si decides tener hijos después, podría ser aún más difícil. El doctor suspiró. -éLa última vez que perdí al bebé... fue por tomar las pastillas equivocadas? Bellona levantó la mirada lentamente, su garganta seca, ycada palabra le costaba más. El doctor estaba extrafiado. -Sí, éino te lo dijo el Sefior Hester? Entonces, él también lo sabía. El pitido en los oídos de Bellona se empezó a hacer insoportable. La primera vez que quedó embarazada, la mamá de Roberto le mandaba medicina cada semana. Era una medicina tradicional yamarga y picante, y Roberto siempre la animaba a beberla, cucharada por cucharada. ---- Luego, cuando tuvo que someterse a un aborto, su cuerpo no quedó igual, y no tuvo más opción que recurrir a la inseminación. Siempre pensó que la pérdida del embarazo había sido un accidente. Cinco afios, seis intentos de inseminación, y cinco fracasos. Roberto la observaba, mientras ella se retorcía entre la culpa. Él decía que la pérdida del bebé no era su culpa. Pero nunca dijo, ni una sola vez, que la culpa no era de su mamá. -iCómo te va, sefiorita Aliotti? Bellona tomó el pafiuelo que el doctor le ofreció y recién se dio cuenta de que ya estaba Ilorando, desconsolada. -Veo que no estás bien. éPor qué no descansas un poco, esperas a estar más tranquila...? - No necesito pensarlo con tranquilidad. Bellona se secó las lágrimas, su tono firme. -Lo voy a hacer. ---- Antes de perder el conocimiento por la anestesia, Bellona miró al doctor, medio inconsciente. - Bebé, éte va a doler? El doctor se quedó en silencio, sin decir palabra. Bellona se quedó profundamente dormida. Cuando despertó, ya habían pasado varias horas. Tras recuperar algo de fuerzas, se levantó y salió. Cuando pasó por la sala de ginecología, sus pasos se detuvieron. No muy lejos, Roberto salía de la consulta con Nadia. - Discover our latest featured short drama reel. Watch now and enjoy the story!
