---- Mateo y Gabriela tenfan una especie de confianza que ningun extrafio podia romper. Todos los dias, después de que Mateo Ilegaba a casa, le contaba cuentos para dormir al bebé en el vientre de Gabriela. Para cuando Mateo entraba en mi habitacién, solia ser casi las 11 de la noche. Asi que fingia estar dormida La habitacién en la que me quedaba era casi como el cuarto de servicio. Gabriela ocupaba todas las habitaciones de la casa: una para su hijo, otra para su practica musical y el resto para guardar sus cosas. Con el tiempo, Mateo comenzé a dormir en su habitacién para cuidarla, pero una noche, se paré junto a mi cama y me sacudié el hombro. "gEstés dormida?" pregunté con voz suave. Cuando no respondi, continu6: "Sé que no ests dormida." Me volteé hacia la derecha, alejandome de él. "Qué quieres?" "Marisol, crealmente me odias tanto ahora? De verdad no confias en mi amor por ti?" Su voz estaba impregnada de dolor. Me senti mal por él, pero répidamente deseché esa emocién. No merecia ninguna simpatia. Después de todo lo que me habia hecho, zcémo podia esperar que le creyera? Derramé silenciosamente algunas lagrimas, pero me aseguré de no mostrarselo. ---- "No te preocupes, igual Ilevaré a término a nuestro hijo. Pero debes saber que tenerme encerrada aqui no le hace bien. Déjame respirar aire fresco, devuélveme mi teléfono y déjame hablar con mi madre. Yo también quiero desahogarme con ella." Mateo se deslizo detras de mi y me rodeo con los brazos. "Esta bien, mientras estés tranquila y descansando, te dejaré hacer lo que quieras," dijo, con un tono que dejaba entrever cierta emocidn.