---- Capitulo 3 No pregunté por qué estaban en la guarida destinada para nosotros dos, tampoco pregunté por qué Elena tocaba lo que no le pertenecia, nile recordé que nos habian sangrado las yemas de los dedos cosiendo los emblemas familiares en el forro de ese vestido de boda bajo la luz de la luna. Nada de eso importaba ya, no cuando solo me quedaban dos dias. El dolor se extendié por mi corazon. Dos dias mas, tas los cuales me habria ido. De vueltaa las Montaiias Garra de Hierro, a mi manada natal. Ya habia comenzado a alejarme: cambiando ropa, preparando suministros, memorizando rutas fronterizas, cada momento, ahora, era un paso lejos de él. Una vez, estar con Diego habia sido todo lo que queria. En la universidad, me hacia sentir elegida, como sila luna le hubiera susurrado mi nombre a su alma. Pero desde que Elena reaparecié, habia sentido ese hilo deshilacharse. Siempre habia una nueva excusa, una razon para no aparecer 0 un mensaje sin responder. ---- Recordé esa celebraci6n de la manada hacia unas lunas, cuando solo habia tomado unos sorbos de vino de raiz de sangre antes de que me golpeara. De camino de vuelta del bafio, escuché su voz elevarse por encima de la charla: -Diego, te juro que... eres el inico compaiiero que querré en esta vida. Silencio. Todos sabian que Diego y yo ya estabamos saliendo oficialmente, unidos por el alma. No sellado formalmente, pero presenciado por el consejo y los espiritus. Me quedé ahi, congelada. Esperando que dijera algo, que marcara la linea. Pero todo lo que dijo fue: -Déjame traerle un té de jengibre, tendras dolor de cabeza después. Ese fue el momento en que lo senti: el cambio. Asi que forcé mi voz a sonar plana: -Esta bien. Si el vestido de boda se arruin6, tiralo. Yano importa. ---- El se detuvo, sorprendido. Senti el hilo entre nosotros, ya débil, adelgazarse atin mas, como una brasa moribunda del vinculo. -{Algo mas? -pregunté, con voz firme. -No -respondi6. Justo cuando estaba por colgar, la escuché de nuevo: -Diego, équé tal estas camisas? {Deberfa doblarlas por ti? Colgué la llamada. Imaginé su rostro endurecerse. «No toques mis cosas», me lo imaginé gritando, con voz cortante. «Las doblaré yo mismo. Solo te estoy ayudando ainstalarte, antes de irme.» El gemido lloroso de Elena, sin duda usado como arma. «éMe vas a dejar? Dijiste que no me abandonarias... solo te tengo a ti...» Su voz, suavizandose, como siempre lo hacia por ella. «No te abandonaré, pero Elena... necesitas aprender a valerte por ti misma. Sino fuera por tu lesién, Raquel y ---- yo ya habriamos completado el vinculo.» Pero yo no estaba ahi para escucharlo, y no importaba porque ya estaba a medio camino de irme. Vino esa noche, mas tarde. Aun estaba doblando la tltima de mis capas de viaje, metiendo pedernal, hierbas y sellos marcados por la luna en un bolsillo, cuando se abrié la puerta. Diego se quedo en el umbral, sus ojos escanearon la habitacién medio vacia, y se qued6 sin palabras. -Raquel... No dejé de empacar, asi que se acercé mas. -Vine a decir esto apropiadamente. Lo siento... por cémo he estado, por como han pasado las cosas. Lo miré, sin decir nada. Su voz se suaviz6. -Sobre la boda... no hay prisa ahora. De todos modos, el nuevo lugar atin no esta listo: algunos muebles no han llegado. Hablé con los ancianos, y hemos pospuesto la ceremonia. Cerré la solapa de mi bolsa. ---- Vacild, luego afiadié: -También... Elena se va pronto. Su tratamiento en el extranjero... prometi ir con ella, solo para ayudarlaa instalarse. Nunca ha tenido a nadie de su lado, nadie ha dado la cara por ella. Espero que puedas entender... su condicién es critica, y, ahora mismo, soy todo en lo que puede apoyarse. Entonces, me miré, como si fuera algo razonable, como si eso no me destrozara. -Espero que entiendas que ella necesita a alguien. Volveré después de unas semanas y resolveremos las cosas. Fue en ese momento, en ese instante, cuando el tiltimo hilo se rompio. Me enderecé, encontré su mirada y sonrei: fria, distante. -Entonces deberias irte. Se estremecié ligeramente. -Raquel... -Entiendo perfectamente -dije-. Hiciste tu eleccién, yyo he hecho la mia. Sus cejas se fruncieron. ---- -éEstas... yendo a algtin lado? -Se estremecié, solo un poco. -Raquel... no te enojes, ési? Una vez que regrese, haremos la ceremonia de vinculacién, justo como querias. Te lo prometo. -No estoy enojada. Ve a cuidar a Elena -dije con una pequefia sonrisa, pero mis ojos permanecieron fijos en su rostro, memorizandolo una Ultima vez y en mi corazon, susurré: «Si te vas ahora, no regreses porque no estaré esperando.» Tal vez sintié que algo estaba mal, porque se me acercd, tratando de consolarme. -Raquel, realmente eres la compafiera mas comprensiva del mundo. Soy tan afortunado de tenerte. -Se esta haciendo tarde -dije, tragando el nudo en mi garganta-. Ve a empacar tus cosas. {No tienes un vuelo en la mafiana? Esperaba, rezaba, que dijera que no se iria, que se quedaria y me elegiria. Pero, en cambio, solo me abrazo, luego se dio vuelta y se alejo. Me quedé ahi hasta que su figura desaparecié doblando la esquina. Entonces, lentamente, me limpié las lagrimas del rostro, agarré mi maleta y saqué mi teléfono. ---- Tiré la tarjeta SIM, luego cerré sesi6n de mi cuenta de hombre lobo en la manada de las Garras Lunares del Este, mientras pensaba: «Diego, espero que nunca nos volvamos a encontrar». Discover our latest featured short drama reel. Watch now and enjoy the story!