---- Capitulo 10 Cuando estaba saliendo, choqué con alguien. Levanté la mirada, era Henry. Parecia que me estaba esperando a propésito. Pero ya estdbamos divorciados, No se me ocurria ninguna razén por la que viniera a buscarme. Pasé por su lado como si él fuera un poste, sin mirarlo ni una vez mas. Caminé despacio, y él se quedé dénde estaba por un momento, probablemente sorprendido de que no le dijera ni una palabra. Luego, se movid, bloqueando mi camino, con una expresién un poco desconcertada -jA donde te vas? Las lagrimas todavia enmarcaban mi rostro. Lo miré con irritacién. -Eso no es asunto tuyo. Sus ojos se abrieron con sorpresa. Supongo que no estaba acostumbrado a que le hablara asi. Durante todos estos afios, siempre habia sido amable con él. Se qued6 inmévil unos segundos antes de agarrar mi brazo. Ven conmigo, de vuelta a tu hogar. Internamente me rei, pensando que tal vez mis alucinaciones estaban empeorando. Por primera vez, escuché a Henry decirme la palabra "hogar." ---- Recordé el "hogar' del que hablaba. Era el de sus padres. Alguna vez me dijo que esa casa era para él y Ramona. Para nosotros, nunca hubo un hogar. No sabia qué le pasaba hoy, pero al ver que no me movia, siguié sujetando mi brazo. Le recordé: -Henry, ya se te olvidé acaso? Estamos divorciados. Pude ver de inmediato el dolor en su cara. Nos quedamos en ese tira y afloja hasta que, con evidente desgana, invento una excusa. Mis papas me pidieron que te trajera. Hay una reunién familiar. Sonrei amargamente. ,La misma familia Novak que nunca me acepto ahora me invitaba? Pero yo ya no tenia un hogar. Desde hace cinco ajfios, no lo tenia. Solté su mano y fui a la acera para llamar un taxi. Elno se rindié y me siguid, claramente alterado. -Nola, mis papas no estén bien de salud. Por favor, por una vez en tu vida, usa la razén. Pensé en todos esos afios en los que traté de ser la nuera perfecta. Habia sido mds que razonable. Pero ahora, al final de mi vida, no iba a volver a cruzar ni por las chiras esa puerta. Asi que le dije a propésito: -Tengo miedo de que, si muero en tu casa, tu familia piense que lo ---- hice de adrede para maldecirlos por ultima vez. Vi cémo su expresién se torcia, su rostro lleno de incredulidad. -Nola, gqué... qué es lo que estas diciendo? Sabfa que reaccionaria asi. Nunca me creyé ni una sola palabra. Hice un gesto con la mano. -Nada. Me subi al taxi y me fui. Mi visién se nubl6, y pensé que probablemente esta seria la tiltima vez que lo veia. Cuando llegué a casa de Babic, senti gratitud. Me habia ayudado tanto, y habia querido invitarlo a comer para agradecerle. Pero no lograba decidirme por un buen lugar. Al final, me invité a su casa para comer sopa, recién hecha. Se ocupé de todo mientras yo solo observaba, sintiéndome como la més pesada de las cargas. La olla burbujeaba, y el lugar se llenaba de nubes de vapor. Difuminaba mi vista, pero pensé que era mejor asi. Significaba que no podia ver mi cara con claridad; asi quizés podia ignorar lo horrible que me veia. La sopa se veia muy caliente, asi que probé una cucharada, con un poco aceite de chile. Amitad de la comida, noté que él estaba sudando mucho. Le pedi que fuera a la cocina por agua. Tan pronto como salié, mi tenedor se cayé al suelo. Al agacharme para recogerlo, senti un torrente de sangre salir de mi nariz. ---- Presioné mi manga contra mi nariz, tratando de detener la escandalosa sangre. Con esfuerzo, me levanté y coloqué una tarjeta de crédito y una nota en la mesa, algo que habia preparado antes. -Doctor Babic, gracias por cuidarme. Si pudiera pedirle un ultimo favor, gpodria esparcir mis cenizas al lado de un érbol de mango como siempre he sofiado? También, quédese con esta tarjeta de crédito. $6 que puede parecer de mala suerte, pero por nuestra amistad, espero que no le importe. Lo habia pensado mucho y decidi que no serfa enterrada con mis papas o Cristian. No podia enfrentarme a ellos, ni en la vida, ni siquiera en la muerte. No me gustaba la tierra humeda y fria. Preferia al ladito de un arbolito de mango, calido, bonito y lleno de aves y vida. Antes de irme, miré hacia la cocina. Su espalda temblaba levemente mientras trataba de contener sus lagrimas. gPor qué siempre estaba llorando? Sali del edificio y caminé por la calle, tan bulliciosa. El dia nublado y frio habia quedado atras. El sol brillaba sobre mi, y su calor me reconfortaba. Pero solo unos pasos mas adelante, me desplomé, al lado de unas bellas petunias. La sangre broté sin cesar mientras las personas comenzaban a rodearme. Mi conciencia se desvanecia lentamente.
