Capítulo 30: ???? ???? ???? ???? ???? “Llámalos hoy, deja en claro que de no tener su confirmación para esta noche quedarán fuera de las listas, sin importar quiénes sean ¿Entendido?”, Ava asiente complacida. “Sí, Señora. ¿Algo más?”, ella asiente. “También tendremos un código de vestimenta para los empleados. Quiero que todos los que trabajen aquí, vengan de blanco”, anuncia. Frunzo el ceño a sabiendas de que el vestido que se está preparando es rojo, un rojo demasiado intenso. “¿Puedo saber por qué?”, pregunta Nick. Es algo que quiero. Entrar en la onda de Miami, el verano, la playa y todo eso”, le responde “¿Entonces por qué no de azul?”, la voz de Kim deja en silencio toda la sala. No puedo evitar mirar a mi esposa, cómo se deconstruye su expresión, quizás preguntándose por qué demonios tuvo que hablar. “Porque las órdenes las tomo yo. Soy la dueña, tu jefa, por lo tanto, así mis decisiones sean erradas, las acatas y no discutes ¿Entendido?”, le recuerda, mirándola tan asesinamente que temo, salte sobre la mesa para estrangularla. Kim de seguro se siente pequeña. Ahora que no me tiene a su lado no está tan altanera, y ni siquiera se preocupa por destacar, solo hace su trabajo el cual es convertirse en la p$rra personal de mi esposa. Me siento mal por ella, en cierta forma yo al acostumbré a trabajar sin realmente hacerlo, y por eso interfiero. “Creo que ya entendió”, dice. “Quiero que ella me lo diga”, espeto. Trago grueso, mirando a Kimberly por primera vez en días, quien tiene los ojos cristalizados y los labios temblorosos. “Dile que entiendes”, ordena. “Entiendo, Señora Byrne”, asiente, temerosa creo “¿Algo que quieran agregar? Es ahora o callan para siempre. El evento es importante, personas influyentes estarán y será nuestro momento de conseguir posibles clientes”, Ava sonríe victoriosa. “¿Algo particular en mente?”, frunzo el ceño, sin saber que ese era su principal objetivo. “Solo quiero pelear por un proyecto pequeño que, se dice por ahí, será el más caro de todo el país”, niega con su cabeza. “¿Hablas de la renovación del Central Park West? Ava, ese proyecto ya fue entregado a otra empresa, no podemos robar…”, la miro confundido. “No es robar si el propio dueño te lo da. Más bien, tómalo como un obsequio de aniversario”, sonríe de forma perversa. “¿Lograste que Paulson confirmara?”, pregunto. Me sorprende, porque ese hombre es prácticamente difícil de encontrar. Es como una aguja en un pajar, solo que en vez de paja es gente. El hombre vive perdido entre un océano de personas y he intentado, durante años, atraerlo hasta nuestra empresa, aunque siempre tenía como excusa Que nuestros estilos eran diferentes y que por eso no podríamos jamás llegar a un acuerdo. “Digamos que, por error, terminé almorzando con su esposa ayer después de fingir tener un ataque de pánico en el restaurante donde sabía que iba a estar. La convencí de tomar mi invitación y su esposo fue quien llamó para confirmar que vendrían. Dijo estar encantado con la idea”, menciona. Ciertamente no conozco a la mujer que tengo en frente, toda empoderada, tomando las riendas de la empresa y haciendo un gran trabajo, eso no puedo negarlo, y aunque me fascinaría tener el control de nuevo, le permito disfrutar de lo que está logrando. A fin de cuentas, la empresa es de ambos y lo que le haga bien, me beneficia en el proceso. “Bueno, entonces, espero que todos estén listos para el sábado, tengo… tengo que atender esta llamada”, dice Ava. Ava sale apresurada para tomar la llamada entrante que tiene en el móvil y yo quiero ir por detrás, dejar este lugar, sin embargo, todos comienzan a salir y veo que quedo al último, con la única persona que intento evitar. Es mi turno de pasar, pero me hace a un lado cerrando la puerta con cerrojo cuando nos quedamos solos. “¿Qué crees que haces? Déjame salir”, pido con firmeza. Kim niega con su cabeza. Sus ojos denotan tristeza, y quiero fingir que no me importa, aunque en realidad, me importa más de lo que debería. “Tenemos que hablar”, dice. “No creo que haya algo para hablar entre tú y yo. Dejaste claro tu punto”, niego con mi cabeza. “¿De qué estás hablando? Me dijiste que podía tomarme el tiempo que quisiera para pensarlo y no me has dado ni siquiera una semana”, me mira confundida. “Supuse que no necesitabas de una semana ya que estás viéndote con otro hombre”, ruedo los ojos. “¿Hablas de Nick? ¡Es solo un compañero de trabajo!”, abre la boca, sorprendida. “¿Crees que soy idiota? Lo conozco, Kimberly, sé de sus artimañas y si no estuviera consciente de que llegó”, la fulmino con la mirada. Después de que Ava regresara a la oficina, pensaría que sabe lo que pasó entre nosotros porque no encuentro lógica a que siempre quiera c%gerse lo que me pertenece. Hace un puchero, tomándome de los brazos. No le importa en absoluto que las paredes sean de cristal, que estemos en la empresa y que Ava esté cerca, solo quiere tocarme. “Por eso no debes dudar de mí, soy tuya, toda tuya”, dice. Me alejo, como si su toque me quemara. No quiero verla, no quiero saber nada de ella, por lo tanto, es momento de trazar una línea más gruesa que creo, no ha visto todavía. “Escucha, te di la oportunidad seguir a mi lado y no la tomaste. Está bien, entiendo que quieres cosas que yo no puedo darte, pero me cabrea que sea con ese tipo cuando bien sabes que estuvo detrás de mi esposa todo este tiempo”, digo. Con el ceño fruncido se echa para atrás. “¿Qué pasa ahora?”, pregunto. “Antes era Ava y ahora es mi esposa. Supongo que tú también tomaste una decisión ¿No es así? ¿La escogiste?”, susurra, alejándose un poco de mí. Ruedo los ojos. “No soy tú, yo no olvido de la noche a la mañana y mucho menos la utilizaré para darte celos. Eso es idiota y demasiado infantil. Escucha, esto se tiene que terminar y tus tiempos de perseguirme se acaban aquí”, miento, a sabiendas de que, a propósito, me acerqué a Ava, solo para que le doliera el verme con ella. “Pero…”. “No hay pero que valga, Kim. Tomaste una decisión, te ves con Nick a mis espaldas, finges tener una amistad, pero te diré algo, entre hombres y mujeres no existe tal cosa porque siempre, escucha bien, siempre hay uno que quiere c%gerse al otro, y me cuesta creer que ese alguien no seas tú. Con permiso”, levanto la mano cortando su discurso. Soy demasiado hiriente, lo entiendo, lo sé y lo admito. Por un momento quisiera regresar a ella, pero el ver pasar a Ava hacia el otro lado me tiene casi paralizado. Agradezco a Dios y todos los santos que no se le ha ocurrido voltear pues me habría visto en una difícil situación, que costaría explicar. No quiero poner nada en riesgo todavía así que tomo la llave y abro la puerta saliendo directo hacia mi oficina. En el camino ella me ve, me sonríe y aclaro que tengo trabajo así que me encierro en mi lugar seguro rogando porque Kim sea inteligente y no venga detrás de mí, aunque fallo porque a los pocos segundos ingresa, fingiendo que me trae unos papeles que me dejé en la sala de conferencias. Otra vez, cierra la puerta con seguro. “¿Por qué haces eso? Si Ava viene…”, digo. Discover our latest featured short drama reel. Watch now and enjoy the story!
