---- Capítulo 6 La decisión que Gabriel no pudo tomar, la tomé yo por él. Llevaba estos afios montando mi propio negocio, por ahora ya logré tener una empresa que no estaba nada mal. Aunque José y Sofía me habían dejado la herencia, nunca tuve interés en pelear por bienes con Gabriel. Ya perdió a sus padres... la verdad, qué lástima. áCon qué cara le iba a quitar algo a un huérfano? Elegí salir del matrimonio sin bienes, y en estos días confirmaría todo con mi abogado. El último paso era conseguir el permiso de mi esposo. Fui ala funeraria. El lugar estaba impregnado de un olor a humo insoportable. Daniel parecía haber envejecido décadas en una sola noche. Se me lanzó al verme como si hubiera Ilegado una salvadora. Conlos ojos inyectados de sangre, me dijo: -Marta. jSé que no vas a abandonar a Gabriel! Está adentro. Ve a consolarlo... ---- Un mal presentimiento crecía en mi pecho. Me dirigí ala sala a grandes pasos. Apenas crucé la puerta, tropecé con algo en el suelo... No, más que algo, era una persona... una persona sin el menor rastro de vida. -iGabriel? Solté un grito, mirando con incredulidad a la persona tirada en el suelo, rendida, como si hubiera renunciado a todo. Teníala mirada vacía y el cabello encanecido de la noche ala mafiana. Cualquiera pensaría que el muerto era él. -iMarta? -Se levantó del suelo. El traje lujoso que vestía ahora estaba lleno de manchas sucias y arrugas, incluso tenía pegadas unas colillas en la manga. - -Por fin vienes. éVienes por mí ? Menos mal te tengo a milado. Le miré desde arriba y endurecí el tono: -Te equivocas, voy a divorciarme de ti. -iNo puede ser! Me quieres, ino? -Me miró desconcierto y, sin pensarlo, me agarró de la manga -. Lo siento. Cometí un gran error. Ya lo noté, de verdad. ---- No debí estar junto con Nora y no debí hacerte enojar... En estos días tan duros, Nora ni siquiera vino a verme una vez. Solo tú te preocupas por mí... Su mirada se volvió cada vez más sombria. - Cuando papá y mamá estaban vivos, todos los parientes se les pegaban como moscas. Ahora que murieron... ni uno solo asistió al entierro. Todos andan al acech: on la mirada puesta en la herencia. - No tiene nada que ver conmigo. Solo te necesito firmar el acuerdo. -Le respndí con frialdad. Tomó la pluma temblando las manos, y firmó su nombre -SGabriel Manrique -con toda la fuerza que le quedaba, luego perdió el conocimiento. No quise Ilevarlo al hospital, porque todo eso se lo había buscado. Salí. Desde entonces, estaba libre, por la ley y por el sentimiento, de ese hombre. Discover our latest featured short drama reel. Watch now and enjoy the story!
