---- Capítulo 4 El silencio en la habitación era ensordecedor. Damián miraba el recibo de entierro en sus manos, conlas pupilas contraídas como agujas mientras las palabras lo atravesaban. - Bebé Monteverde... tumba pagada en su totalidad... Le temblaban las manos. Por un instante, vi una grieta en su expresión: un destello de miedo, de comprensión naciente. Entonces Serena le arrancó el papel. -iPor la Diosa, Damián! jMira esto! - Agitó el recibo como si fuera una prueba de traición. - jDice que es para "Bebé Monteverde'! ;Por qué alguien compraría una tumba para un nifio perfectamente sano? Su voz era puro veneno disfrazado de preocupación. - A menos que... a menos que esto sea algún tipo de juego psicológico enfermo para lIlamar tu atención... El rostro de Damián pasó por una serie de emociones: confusión, negación, y finalmente, furia. Me golpeó el rostro con el recibo con tal fuerza que el papel me cortó la mejilla. ---- -iAria! éQué clase de truco patético y retorcido es este? -éCrees que soy estúpido? éCrees que voy a caer en esta falsificación que hiciste solo para manipularme? Su voz se convirtió en un rugido. -êAún crees merecer el título de mi compafiera? Celosa, vengativa, completamente desequilibrada. jY claramente has perdido la razón si piensas que esta ridiculez va a funcionar! Su negación era casi desesperada. Necesitaba creer que mentía, porque la alternativa era demasiado aterradora. - éSabes qué? Estoy harto de tus celos. Si no puedes soportar que haya otras personas en mi vida, entonces tal vez Esteban debería ser el heredero de mi cargo en lugar de nuestro hijo. Los ojos de Serena brillaron como si acabara de ganar la lotería. Intentó ocultar su expresión de triunfo absoluto, pero yo la vi. - Ay, Damián... - Dijo sin aliento. - No puedes estar hablando en serio. Esteban estaría honrado, pero... -éCon su linaje mestizo omega? -la interrumpí, con desprecio helado. - Quién en esta manada seguiría a un líder mestizo? éQuién respetaría a alguien con sangre ---- diluida? Reí con amargura. - Tu precioso cargo, Damián, dáselo a quien quieras. Mi hijo y yo no necesitamos tus migajas. El rostro de Damián se tornó rojo de rabia. - jMentiras! j Todo lo que dices y haces gira en torno a los celos! j|No soportas que me importe alguien más! -iEstás inventando muertes y tumbas porque estás desesperada por atención! La fatiga me golpeó como un peso físico. Estaba cansada de pelear, de intentar que viera la verdad. - Damián. - Susurré. -iNo podemos simplemente soltarnos? éNo podemos... terminar con esto? Todo su cuerpo se tensó. - Terminar? ;«TERMINAR? Sus labios se convirtieron en una línea delgada y cruel. -iTú eres MI compafiera, Aria! Hicimos votos sagrados ante la Diosa Lunar. jEse vínculo no se rompe solo porque tengas un berrinche! -iSin el permiso de la Diosa, no puedes dejarme! jMe perteneces! Algo dentro de mí se rompió. -La Diosa Lunar no ---- protege a los traidores, Damián. jNo bendice a los asesinos! -iEstamos terminados! iMe oyes? ;'TERMINADOS! El cambio en él fue inmediato y aterrador. Sus ojos se tornaron rojos como la sangre, las venas del cuello sobresalieron, y su lobo luchó por salir a la superficie. El aire se Ilenó con su poder alfa, opresivo y violento. - Tú... no... decides... eso. Cada palabra era un paso hacia mí. Sus manos ya eran medio garras. - 2Yo decido cuándo terminamos. Yo decido qué te pasa. | YO decido todo! Se lanzó sobre mí con velocidad inhumana. Apenas alcé los brazos antes de que su pufo golpeara mi sien. Todo estalló en estrellas. El mundo giró y luego... oscuridad. Cuando la conciencia volvió, deseé que no lo hubiera hecho. El hedor fue lo primero: una mezcla nauseabunda de desechos humanos, moho y podredumbre. Mis sentidos de loba, normalmente una bendición, eran ahora una ---- maldición. Estaba encadenada a la pared de lo que parecía un bafo de sirvientes, probablemente abandonado por afios. Cadenas de plata sujetaban mis mufiecas y tobillos, quemando mi piel con cada movimiento. - éáPor fin despierta? Serena estaba en la puerta, impecable como siempre, mirándome como si yo fuera basura pegada a su zapato. -éCómo se siente, Aria? ;Cómo se siente estar exactamente donde perteneces? Entró con cuidado, sin dejar que su vestido caro tocara nada. -iAún crees que eres alguna noble luna? éúUna compafiera de alto rango? - Rió con una crueldad afilada. -Mírate. No eres más que una esclava sucia, encadenada en un retrete donde mereces estar. Intenté hablar, pero la garganta me ardía y la mandíbula me dolía del golpe de Damián. Su sonrisa se ensanchó. - Ah, pero tengo algo muy interesante que decirte. Algo que hará esto mucho más... satisfactorio. ---- Se agachó hasta quedar a mi altura. Su aliento olía a perfume caro... y mentiras. - Tu hijo tenía cinco afios cuando murió. Pero mi Esteban... ya tiene seis. éSabes lo que eso significa, Aria? El golpe emocional fue inmediato. - Yo estuve con Damián primero. - Dijo con voz melodiosa. -Estaba embarazada antes siquiera de que él te conociera. É] fue mío desde el principio. -íCrees que te amó? - Soltó una carcajada cruel. -Ay, dulce y estúpida Aria. No tienes idea de lo que él realmente piensa de ti. - Me dijo cuánto te desprecia. Que tu necesidady tus lloriqueos le dan náuseas. Que tiene que obligarse a tocarte porque eres patética. Cada palabra estaba disefiada para herir, para destruir lo poco que quedaba de mi autoestima. - -Con solo ver tu rostro, le dan ganas de vomitar. Sus palabras, no las mías. Un mes atrás, todo esto me habría destruido. Pero ahora... no sentí nada. Ya no amaba a Damián. Su opinión me era tan ---- irrelevante como el clima de ayer. Mi falta de reacción la frustró. Me agarró del cabello y me obligó a mirarme en el espejo roto frente a mí. -iMírate! jEsa cara patética y fea! jCon razón no pudiste retener a tu hombre! Vi mi reflejo: moretones, cadenas, huesos rotos. Pero también vi algo más. Una determinación fría que antes no estaba. - Y sobre tu hi; . -Susurró con malicia. - Quiero que sepas algo especial. Algo que hará esto perfecto. Se inclinó aún más, con la voz Ilena de una alegría malíiciosa. -Saboteé esa jaula. Me aseguré de que las púas fueran más filosas, más dolorosas. Quería que sufriera, y lo hizo. joh, cómo sufrió! Se me heló la sangre. -Estuvo en agonía durante horas antes de morir. Horas, Aria. Y fue por mi culpa. Se puso de pie, sacudiendo el vestido como si quitara polvo imaginario. -FGritaba por ti, ésabes? Llamaba a su mami para que lo ---- salvara. Pero su mami era demasiado débil, demasiado patética para protegerlo. - Desde ahora, el puesto de luna es mío. La herencia irá a mi hijo. Y tú... serás una esclava el resto de tu miserable vida. Algo salvaje y ancestral rugió en mi interior. El dolor, la rabia, la injusticia. Todo se fundió en un deseo homicida. Me golpeé contra el espejo, ignorando el vidrio que se incrustó en mi cuero cabelludo. Apreté el pedazo más afilado entre mis dedos. -iSerena! - Rugí, lanzándome hasta donde las cadenas me lo permitían. -jVoy a arrancarte la garganta! Pero ya estaba retrocediendo, los ojos brillando de triunfo. -iDamián! - Gritó. - jAyuda! jEstá intentando matarme! Pasos pesados retumbaron. Damián apareció en el umbral como un ángel vengador, con el rostro torcido porlaira. - éQué demonios pasa aqui? -iMe atacó! -Lloriqueó Serena, lanzándose a sus ---- brazos. -jSolo quería darle agua y se volvió loca! jDijo que me mataría a mí y a mis hijos! -iMentirosa! - Escupí, pero Damián no me escuchaba. Su bota impactó mis costillas, lanzándome contra la pared. Los vidrios del espejo se clavaron en mi piel. -"Tengo miedo, Damián. - Susurró Serena. -iY si se libera? éY si hace dafio a Esteban? Los ojos de Damián eran tan fríos como el hielo. - Aria, he sido demasiado indulgente. Has olvidado tu lugar. -Te advertílo que pasaría si volvías a amenazar a mi familia. ;Pensaste que eran palabras vacías? Comenzó a caminar hacia mí, con la intención marcada en cada uno de sus pasos. - Es hora de que aprendas respeto. Pero cuando alzó la mano para golpearme, algo inesperado ocurrió. El colgante en mi cuello -el que había estado dormido por afios - estalló en una luz plateada brillante. La radiación era tan intensa que Damián tuvo que cubrirse los ojos. ---- Una fuerza antigua llenó la habitación. La puerta del bafio explotó hacia adentro, arrancada de sus bisagras. Un grupo de ancianos con túnicas ceremoniales apareció en el umbral. Sus rostros eran graves, sus ojos llameaban con ira justa. -iQuién se atreve a dafiar a nuestro Hijo de la Luna? La voz del Anciano Magnus retumbó en el espacio, cargada con el peso de siglos de autoridad. Discover our latest featured short drama reel. Watch now and enjoy the story!
