---- Leonardo me dejó en la boda por su primer amor.. tres veces. La primera vez, Mariana amenazó con lanzarse desde un edificio. La segunda, dijo que se iba al extranjero. La tercera vez, envió un mensaje diciendo que había aceptado el matrimonio arreglado por su família. Tras lo cual, el siempre sereno y contenido Leonardo entró en pánico, dejó plantados a todos los invitados y volvió a convertirme en el hazmerreir. Lo Ilamé. -Leonardo, si no regresas hoy... me caso con otro. Él serrio. -Que Mariana juegue con eso se entiende, está joven... pero tú, ;a tu edad todavía con esas tonterías? Apreté el celular con fuerza. Así que sí sabía que todo era una jugarreta de Mariana. Pero aun así, decidía seguir consintiéndola. Fue en ese momento en el que el corazón se me rompió de verdad. Tiempo después, cuando por fin logró contentar a su adorada amiga ---- de la infancia, se acordó de mí. -Elige una fecha para rehacer la boda. Te prometo que esta vez será más lujosa que nunca. Pero un hombre a mi lado lo interrumpió con una sonrisa: -Con permiso. Tengo que llevar a mi esposa al avión. El celular solo daba ocupado. Al volver a Ilamar, Leonardo ya me habia bloqueado. Sabia perfectamente que el matrimonio arreglado era solo otra artimaõa de Mariana para arruinar nuestra boda, pero a él eso parecia divertirle. Estaba encantado con el juego, siempre y cuando fuera con ella. Yo era apenas una molestia, un ruido de fondo. Las miradas de los asistentes, esos ojos Ilenos de morbo, se clavaban sobre mí como una montafia que me aplastaba el pecho. Me mordí el labio con fuerza. Tragué el nudo que se me habia formado en la garganta y forcé a las lágrimas no rodar. La gente comenzaba a irse. Todo apuntaba a que esta boda acabaria igual que las anteriores: en tragedia. Tomé el micrófono, con manos temblorosas, y traté de mantener la voz firme, al decir: -La boda no ha terminado. Les pido que se sienten, por favor. Hubo un murmullo de sorpresa. - Se volvió loca o qué? Ya está diciendo estupideces. -Qué descaro... si Leonardo claramente no la quiere. jY, aun así, se arrastra! ---- -;Cómo va a casarse sin novio? ;De verdad cree que solo con montar esta farsa, Leonardo va a aceptar ser su esposo? jÉ| solo la estaba usando! Inspiré hondo, apreté con más fuerza el micrófono y solté: -Si el novio se fue... entonces se cambia de novio. ;Quién quiere casarse conmigo? Nos casaremos ahora mismo. El escándalo estalló entre los presentes. Pero nadie dio un paso al frente. -Diez afios con Leonardo... seguro ya está toda usada. ; Quién se va a querer casar con eso? -Sirve para pasar el rato, pero ;para esposa? Imposible. Las palabras me atravesaban como cuchillos. Cuando estaba a punto de rendirme, una mano firme me arrebató el micrófono. -Yo quiero. Levanté la vista. Era Álvaro Ramírez, amigo de Leonardo, alguien que siempre me habia tratado con frialdad. Dudé. Leonardo, en su momento, para agradar a Mariana, habia hecho que sus amigos me enviaran mensajes diciendo que él estaba enfermo. Cuando conduje apresurada para ir a verlo, terminé encerrada en una cámara frigorífica toda la noche. Desde entonces, cuando Ilueve, me duelen las rodillas. Pero también recordé la vez que me habia hecho ir al río a pescar estando en mis días y la vez que me había dejado sola bajo una tormenta en mitad de una acampada. 'Aunque Álvaro nunca habia participado, e incluso a veces parecia ---- defenderme... Pero, aun así, no podía evitar temer que todo esto fuera otra broma de mal gusto, orquestada por el mismo Leonardo. Más insoportable que ese miedo, eran las miradas de todos los presentes. -;Y eseidiota sí se la va a quedar? ;No ve lo que es? -Seguro solo está diciendo eso para divertirse. En cuanto Leonardo le chasquee los dedos, ella volverá corriendo como perrita. Sus palabras se volvían cada vez más crueles. Miré a Álvaro y apreté los dientes, antes de decir: -iSi tú estás dispuesto a casarte, yo estoy dispuesta a hacerlo contigo! Nos casamos esa misma mafiana. Por la tarde, fuimos a registrar el matrimonio. Vila foto en el acta, y, por un instante, me quedé en blanco. Nunca había sentido con tanta claridad que lo mío con Leonardo realmente había terminado. Álvaro me miró con calma. -Si te arrepientes, podemos divorciarnos. Respiré hondo. Tragándome el nudo. -No me arrepiento. Carifio, vámonos de luna de miel. Se quedó un momento en silencio. Tal vez no esperaba que lo dijera tan firme. Después de todo, é! habia sido testigo de cómo yo habia perseguido a Leonardo durante diez aíios como una perra fiel. ---- Y, sí, yo también sabía lo que pensaban sus amigos de míi: que era una arrastrada, una cualquiera, que estaba desesperada. Durante una década, escuché todo tipo de palabras hirientes, porque cuando las decían, nunca me evitaban. Leonardo tampoco lo impidió nunca. Lo único que le importaba era si el vino le gustaba a Mariana, o si el aire acondicionado estaba muy fuerte y la hacía temblar. Tal vez debí haber soltado hace tiempo esa relación unilateral. Después de todo, no merecia hipotecar mi vida por un par de caricias adolescentes. Mientras pensaba en esto, mi móvil sonó con un mensaje entrante de Mariana. «Camila, gte puedo pedir prestado a Leo unos días? Te lo devuelvo pronto.» «Hoy no pude ir a tu boda, jla próxima prometo Ilevarte un buen regalob» Era la tercera vez que me declaraba su victoria. También era una advertencia: la próxima boda, también la arruinaría. En el pasado, cuando Leonardo había huido de nuestra boda, me habia enfadado, habia hecho un escándalo, habia perdido la razón y me habia quebrado por completo, pero él había desestimado todo con una sola frase. -Mariana es la persona más importante para mí. Es como una hermana. Si no puedes aceptar eso, podemos terminar. Yo no queria soltarlo, así que me tragué cada una de esas humillaciones. ---- Pero, ahora, viendo la foto que Mariana me habiía mandado con él, moví los dedos y escribí mi última respuesta. «Sefiorita Mariana, ya no se moleste tanto. A Leonardo ya no lo quiero. Es todo tuyo.» Y la bloqueé.
