---- Capítulo 1 En mi octavo aniversario de bodas, mi mejor amiga me envió un regalo por WhatsApp. Era una fotografía. Estaba recostada en un sofá, con una copa de vino en la mano, sonriendo como si el mundo entero le perteneciera. Iván, mi hijo, estaba acurrucado a su lado, como si aquello fuera lo más normal del mundo, y, al otro lado, estaba Elías, con su mano descansando con demasiada confianza sobre el muslo de Lía. Parecían una familia feliz. Una de esas que se ven enlos anuncios. Me quedé mirando la imagen un momento, antes de escribir: «Qué bonito». Media hora después, Elías entró dando un portazo y su voz retumbó por toda la casa. ---- - Por qué siempre tienes que tratar tan mal a Lía? | Siempre con tus burlas, siempre echándole la culpa de todo, como si tá nunca hicieras nada mal! No reaccioné. Iván, mi propio hijo, se acercó empujándome con una mueca de disgusto. -Eres una mala mamá - me dijo - . Ojalá la sefiorita LÍa fuera mi mamá de verdad. Yani siquiera me dolía. Fui directo al cajón, saqué el fajo de papeles que llevaba un tiempo preparando y lo dejé sobre la mesa. -Está bien -les dije con la voz serena- . Todo es culpa mia. éYa puedo irme? AA Había tenido esos papeles guardados en el cajón desde hacía tanto que ya ni recordaba cuándo los había impreso. Los tenía por si acaso. No era porque no amara a Elías, ni porque no hubiera querido que nuestra familia funcionara. Pero no era tonta. Había visto las sefiales: la distancia entre ---- nosotros, las miradas furtivas al celular, esos huecos en su agenda que nunca me explicaba del todo... Aun así, siempre había sido un buen padre para Iván. Y, durante un tiempo, tambiénlo había sido conmigo. Le di un margen. Una segunda oportunidad. Tal vez incluso una tercera. Y, como ese día era nuestro aniversario número ocho, me dije que esperaría una vez más -solo una- para ver si esta vez me elegia a mí. Dijo que pasaría a buscar a Iván temprano por la escuela, y que volvería directo a casa. Así que cociné mi especialidad: res asada. Ese era su plato favorito, o, al menos, eso decía él. Incluso pasé por la pastelería para comprar el pastel helado que más le gusta a Iván. Pero, cuando el reloj marcó la medianoche, la comida ya estaba fría y el pastel se había derretido. Entonces me llegó la foto. Lía sonreía como si estuviera celebrando su propio aniversario. Parecía radiante y triunfante. Por eso caminé hacia el cajón y saqué los papeles. Cuando Elías por finlos vio, se detuvo en seco. ---- -éMe estás pidiendo el divorcio porque lIlevé a Ivána ver a Lía? -inquirió, frunciendo el cefio -. Sabes lo mal que la ha pasado desde que sus padres murieron en ese tiroteo. Te dije que pensaba visitarla hoy. -No -Tle respondí con frialdad-. Nunca lo mencionaste. O quizás estabas demasiado ocupado con ella como para recordar que yo también existo. Él cambió el tono de voz, como siempre hacía cuando quería suavizar la situación: - Está bien. Fue mi culpa. Perdí la noción del tiempo. Pero no exageres solo porque fui a ver a LÍa. -Se acercó ala mesa y levantó un plato aún intacto - . Déjalo. Yo me encargo. Ve a descansar un poco. Mafiana te Ilevaré al restaurante que tanto te gusta, Otra vez con la misma disculpa. Era el mismo ciclo de siempre: desaparecía, se olvidaba y luego volvía con palabras dulces y disculpas ensayadas, actuando como el esposo perfecto, como si todo estuviera bien. Durante afios lo había dejado salirse con la suya. Pero esa noche... fue distinto. No me moví, no suavicé el gesto de mi rostro ni le sonreí ---- diciendo: «Está bien, pero no vuelvas a hacerlo.» Si no que me mantuve firme. -7Ya firmé la última hoja -le dije con calma-. Si tienes alguna duda, mi abogado se pondrá en contacto contigo. Elías estrelló el plato contra el suelo, como un nifio haciendo un berrinche. -íéYa terminaste? -me soltó, furioso- . Siempre estás arruinando todo a tu alrededor. Siempre te haces la víctima. Siempre eres tan egoísta. Miré los pedazos rotos en el piso. -Piensa lo que quieras -le contesté - . Pero yo no voy a seguir viviendo así. Bufó con desprecio. - HNi se te ocurra decir que estuvo mal que la visitara. Se te olvida que fuiste tú quien la convirtió en lo que es. Iván y yo solo... estábamos reparando el dafio que tú le hiciste. iReparando el dafio... en mi nombre? Parpadeé despacio. éY exactamente qué se suponía que debía lamentar yo? ---- FAA Lía había sido mi mejor amiga. Crecimos juntas, y, al principio, éramos solo nosotras, por lo que éramos inseparables. Luego empecé a salir con Elías, y pasamos a ser tres. Tres chicos nacidos en rincones distintos del mismo mundo turbio. Mi familia manejaba unos casinos. La de Elías estaba en el negocio de las drogas. Y los padres de Lía... proveían las armas que alimentaban todo el sistema. Una vez, hacía afios, su familia había organizado una reunión secreta en uno de los casinos de mis padres. Un negocio al que los adolescentes no debían acercarse. Pero éramos jóvenes, imprudentes y curiosas. Cuando Lía dijo que quería ir con sus padres al casino, no lo dudé. Le dije que sí. Terminamos en una de las salas comunes, las dos solas, tomando refresco, chismeando y riéndonos de tonterías. Hasta que mi madre me llamó para ayudarle con algo. Recuerdo haberla mirado una última vez antes de irme, todavía sentada, balanceando las piernas en el sofá aterciopelado. ---- Cuando volví, ya no estaba. Asumí que se había ido con sus padres. No era raro que no nos despidiéramos. No fue hasta el día siguiente que Elías 1Ilegó golpeando la puerta de mi casa con furia. Golpeó la puerta una y otra vez hasta que abrí. Tenía el rostro desencajado. -iCómo pudiste? -me gritó- . La entregaste así nomás? iLa trataste como a una cualquiera, como a una más de las mujeres que desfilan por ese casino? jEra tu mejor amiga! Me quedé helada. No entendía lo que me decía. éA Lía le había pasado algo? Más tarde, mis padres me hablaron en voz baja, conla cara sombría. Me dijeron que Lía había terminado, no sabían cómo, en una de las salas VIP. Una de esas reservadas para hombres poderosos... y peligrosos. Uno de ellos la había ultrajado y humillado. Cuando sus padres se enteraron, exigieron venganza. Lamentablemente, murieron por ello. Fueron asesinados por el mismo jefe mafioso al que se ---- atrevieron a enfrentar. Pero yo no lo sabía. Estaba en otra sala, ocupada con otra cosa. No tenía idea de lo que había pasado mientras habia estado ausente. Yluego Lía contó otra versión. Dijo que yo la había llevado a propósito. Que la había entregado a ese hombre para congraciarme con él. Que todo había sido un plan macabro. Que la había vendido como una mercancía. Intenté explicarme y defenderme. Pero no había cámaras y mucho menos pruebas. Solo era mi palabra contrala suya. Yeneste mundo, la voz de una víctima siempre suena más creíble.
