Capítulo 42: ???? ???? ???? ???? ???? “Izar, por favor espera”. Gira al escucharme y por un cielos que está en el cielo que la mirada que me da casi me pone de rodillas. Esa mirada como si fuera la primera vez que me mira en toda su vida, Cómo si yo fuera su deidad y él mi adorador. Cómo si yo fuera lo más hermoso que han visto sus ojos. Cierro la puerta tras de mí y el regresa a paso lento hacia mí. Su mirada me traspasa y siento como si una lava hirviendo me empezará a cubrir. Se posa justo frente a mí y no dice nada, no hace nada solo me mira mientras mis ojos se deleitan con su rostro perfecto. Y de pronto toda la fortaleza que tenía me abandona y me siento tan vulnerable, que mis ojos empiezan a picar. Sin decir más rodeo su cintura con mis brazos y entierro mi rostro en su pecho aspirando su perfecto Ese aroma que me hace sentir segura y las lágrimas caen una a una de manera silenciosa. El me rodea con sus brazos y posa su cabeza en la mía. Y es en este preciso momento que se cuánto lo necesite, cuanto quise llorar cuando al despertar de una pesadilla no estaba el ahí. No decimos nada, no hay necesidad, solo compartimos el espacio y tiempo para reconocernos. ‘cielos, cuánto lo extrañé’. Poco a poco las lágrimas se disipan y solo lo sigo respirando y el a mí. “No hemos hablado tú y yo”, me animo a decir despegando mi rostro de su pecho para poder verlo y él… él solo sonríe sabiendo que esa sonrisa que le marca esos hoyuelos es mi debilidad. ‘Todo de él es mi debilidad’. “¿Quieres que hablemos aquí? ¿O prefieres ir a la casa? Conozco un par de niños que me están volviendo loco y estarían más que felices de verte”. Esa simple mención me hace bajar la cabeza cuando siento que mis ojos se llenan de lágrimas de nuevo. “Yo…”, levanto la vista y veo tanta dulzura en él, tan contradictorio al último día que lo vi. Me toma del mentón y fija sus ojos en los míos. Acaricia mi mejilla y baja su mano hasta encontrar la mía. “¡Vamos!”, me jala hacia las escaleras y bajamos en silencio pero compartiendo miradas a cada momento. Llegamos a la camioneta y como si el tiempo no hubiera transcurrido, cómo si la infamia no nos hubiera tocado lo veo sonreír. “Joel vamos a casa”, le dice con tanto gusto. Llegamos a la mansión y todo está silencioso, quiere decir que los niños ya están en cama. Me siento en el sofá que está frente a la chimenea mientras él la prende. Miro la casa y me parece que hacía una eternidad que no estaba aquí. Izar se sienta a mi lado con una pierna sobre el sofá y el brazo en el respaldo mirándome de frente, así que imitó su posición. Lo veo y su boca no deja de dibujar esa sonrisa. “Izar yo…”, le digo. “Perdóname”, me interrumpe “Yo… yo sé que te lastimé, que no debí dudar de ti porque nunca me has dado un solo motivo, pero me enloquecí, no pude contenerme y mi mente no pensaba solo hablaba mi corazón herido. Algo me decía que no había posibilidad de que fuera cierto pero…”, me dice. “Lo comprendo, tenías las pruebas ante tus ojos, pruebas irrefutables de lo hecho”. Bajo el rostro y él toma mi mentón y lo levanta. “Jamás vuelvas a bajar el rostro ante nadie, tú eres la mujer más valiente, buena, sincera, fuerte y digna de respeto que he conocido. Lo que sucedió fue una infamia que tramaron mentes enfermas, tú no tienes nada de qué avergonzarte”. Las lágrimas corren sin que las detenga y el las limpia con sus pulgares. No siente vergüenza, lastima ni nada parecido y yo siento que el peso de mi espalda es quitado. “Vamos a cobrarles todo lo que te hicieron, te lo juro, lamento mucho lo sucedido con tu madre y… yo… tengo algo que decirte”, me dice titubeante. “Dime lo que sea, no quiero un solo secreto entre nosotros”. Suspira y sigue acariciando mi mejilla. “Cuando caí en cuenta de que lo que había pasado era una trampa de Aarón… fui a golpearlo al hospital” “¿Qué?”, lo miro con los ojos muy abiertos. “Y si no me lo hubieran quitado lo hubiera deshecho con mis propias manos. Albert descubrió que él fue quien difundí los vídeos de cuando nos conocimos…”. “Espera, espera, una cosa a la vez”, le digo porque en realidad me aturde tanto sentir que soy ajena de mi propio mundo. Me cuenta sobre el enfrentamiento con Aarón, con mi madre y que mis hermanos lo saben todo. “Hay aún más, mucho más, cosas que no te imaginas pero dejemos eso un momento por favor, necesito que hablemos de nosotros. Necesito saber que el error que cometí no es irreversible”, dice tan cerca de mí que puedo sentir su aliento. “Perdóname, por favor, perdóname me equivoqué pero jamás volveré a poner en tela de juicio tu palabra”. “Me lastimaste Izar, de verdad me dolió mucho lo que sucedió sentir tu duda, pero realmente lo entiendo, tal vez yo hubiera reaccionado igual si hubiese estado en tu lugar”. Se hinca en el piso y queda frente a mí. “Si me lo permites tendré una vida para recompensarte y demostrarte que no son solo palabras, que estoy arrepentido desde el minuto uno pero que esto me hizo darme cuenta que juntos somos más fuertes y juntos vamos a forjar un futuro fuerte y lleno de amor para nosotros luchando contra los y lo que se oponga”. “Izar aún hay mucho que decirte”, trato de decirle. “Lo se mi amor yo también tengo tanto que decirte pero mañana será por favor, hoy solo quiero saber que no es un sueño que estás aquí a mi lado, que no estoy dormido y despertaré sin ti en mis brazos”, me dice. “Estoy aquí… y no me iré a ningún lado”, le digo. “¡Es una promesa!”, me pregunta con un brillo increíble en los ojos “Es un pacto”, acerco mis labios a los suyos y sello este momento con un dulce beso. “Sé que puedo vivir sin ti y tu sin mí, pero eres y serás mi elección día con día”. “Te amo tanto que no importa lo que venga. Mañana sé que iniciarán los retos más grandes de mi vida y tal vez esas malditas pesadillas continúen, pero hoy se y tengo la certeza que los brazos correctos estarán ahí para sostenerme”. Me remuevo un poco despertado por un hilo de sol que se cuela en la ventana y está dando justo en mi ojo izquierdo. Quiero estirar mis brazos pero algo detiene el derecho y al mirar hacia abajo, me encuentro con la imagen más hermosa que pudiera ver en este momento. Isabella está dormida dándome la espalda, usando como almohada mi brazo. Su cabello castaño y ondulado cae en mi brazo y mi pecho. Su espalda pegada a mí y su trasero encajado en mi entrepierna. No me muevo, me encanta despertar antes que ella y beber de su rostro lleno de paz mientras duerme. Admiro la piel expuesta de su hombro y paso con delicadeza las yemas de mis dedos por su blanquecina piel. Se remueve un poco mientras sigo sintiendo su cuerpo acurrucado contra el mío. Se mueve un poco más está vez quedando boca arriba. Miro su entrecejo fruncido y remueve una vez más su cabeza y su ceño se frunce más. “No…”, murmura bajito y yo empiezo a mirarla preocupado, acaricio su brazo con la mano que aún permanece debajo de ella. Acaricio su mejilla de manera leve para despertarla. “No, no, nooooo”, abre los ojos desmesuradamente y una expresión de pánico se instala en su rostro mientras mueve su cuerpo tratando de escapar de no sé qué. Tuvo una pesadilla. “Shhhh, tranquila mi amor”, digo acariciando su frente que se ha perlado de sudor. Discover our latest featured short drama reel. Watch now and enjoy the story!
