---- Capítulo 6 El tiempo voló rápidamente, y antes de darme cuenta, había pasado mi primer Día de Luna Llena en el Territorio del Norte. Encontré paz en esa tierra lejana, sin discusiones, traiciones, o calumnias. Mis días eran sencillos, pero plenos: entrenamiento, ejercicios de combate y vigilancia de las fronteras. Justo cuando estaba a punto de salir para la carrera nocturna de la tribu, Santiago se acercó a mí. -Carmen, alguien te está esperando en el salón principal para verte -dijo en voz baja. En el momento que lo escuché, mi corazón se agitó y tuve un presentimiento. Pero antes de que pudiera hablar, Santiago me miró con ojos suplicantes, rogándome en silencio que no me negara. Me tragué las palabras y lo seguí al salón. Como era de esperarse, Ricardo estaba ahí, también estaban mis cachorros gemelos. Corrieron hacia mí en cuanto me vieron. -iMamá! jTe extrahé tanto! -Cristóbal se lanzó a mis ---- brazos, sollozando. -éPor qué viniste a un lugar tan lejano? - Por favor, ven a casa con nosotros, mamá. Te prometo que nunca más te lastimaré - Diego se aferró a mi brazo, hundiendo su rostro contra mí. Los miré, eran mis nifios. Parecían más delgados y frágiles que cuando estaban a mi lado. Sus pequefias cabezas siguieron frotándose contra mis manos, buscando calor. Me di la vuelta para ocultar las lágrimas que se acumulaban en mis ojos. - Carmen... icómo te va aquí? Ricardo finalmente habló, con voz temblorosa. - Debes haber pasado por tanto en esta tierra tan dura. Las lágrimas corrían por su rostro pálido. Se veía agotado, como alguien que se recupera de una larga enfermedad. Lo miré fijamente y un dolor familiar tiró de mi corazón, pero lo enterré. Antes de que pudiera responder, Ricardo continuó. -No hemos celebrado ni un solo Día de Luna Llena desde que ---- te fuiste... -Siempre querías celebrarlo con Esperanza -respondí friamente, con expresión indescifrable. -PCarmen, lo siento. La voz de Ricardo se quebró. - Nunca debí haberle creído. Me arrepiento de todo, me arrepiento de haber hecho la vista gorda a tu dolor. Eres mi compafiera y siempre lo serás. - Mamá, encerramos a esa horrible loba en el sótano - dijo Cristóbal, con un destello de alivio en sus ojos. -iHa estado ahí abajo por casi un afio! - Nos turnamos para castigarla. Papá incluso compró un látigo de plata el mes pasado - afiadió Diego, como rogando por mi perdón. - -No la dejaremos morir, pero tampoco la dejaremos salir, no hasta que regreses. La voz de Ricardo ahora era ronca, llena de amargura. - Después de lo que te hizo, se merece cada segundo de eso. Me quedé ahí parada, observándolos en silencio, pero el peso en mi pecho me hacía imposible hablar. ---- Los viejos recuerdos parpadearon en mi mente, recuerdos que se negaban a desvanecerse. Al permanecer en mi doloroso silencio, Cristóbal se dejó caer de rodillas de repente, rodeando mi pierna con sus brazos. -iMamá, por favor regresa con nosotros! jNo puedo perderte otra vez! -gritó, con voz temblorosa. Diego también se acercó, conlos ojos enrojecidos. Gentilmente me entregó la gastada foto familiar que siempre Ilevaba consigo. - Mamá, te extrafiamos. Cristóbal y yo dormimos con esta foto todas las noches. Por favor... por favor, ven a casa. Mi corazón se apretó tanto que apenas podía respirar. Me mordí el labio, conteniendo las lágrimas que amenazaban con caer. Entonces, Ricardo se acercó, conlos ojos llenos de tristeza. -Carmen, todos estamos esperando que nuestra familia vuelva a estar completa. Sé que te fallé, te ignoré por mucho tiempo, y lo siento. Hizo una pausa, con la voz quebrándose. - Pero te prometo que nunca más te lastimaré. Renovemos nuestro vínculo, como compafieros. Por favor... ---- Extendió la mano para tocar la mía, pero rápidamente retrocedií. -Ricardo -dije, con voz firme, pero sin crueldad- , lo siento. Pero estaré aquí por otros catorce afios, no voy a regresar. Entonces, me volví hacia mis cachorros, suavizándome al mirar sus ojos llorosos. -Lo siento, mis pequefios. Mamá no puede irse con ustedes. Ya han crecido y sé que pueden cuidarse solos, creo que se volverán aún más fuertes, más valientes, mientras esté lejos. Con eso, gentilmente solté sus brazos, obligándome a alejarme mientras se desmoronaban detrás de mí. -iCarmen! jvendremos a verte cada Día de Luna Llena! -pgritó Ricardo, con la voz lIlena de esperanza. -iMamá! jTe esperaremos, sin importar cuánto tiempo tome! -gritaron Cristóbal y Diego al unísono. Me detuve por un momento. Un suspiro escapó de mis labios y forcé una sonrisa amarga... pero no miré atrás. Desaparecí del salón, dejando atrás sus gritos y ---- corazones rotos. Fin Discover our latest featured short drama reel. Watch now and enjoy the story!